30 junio, 2019

El orgullo de su nepotismo


Resulta lastimero ver a Ivanka Trump tratar de insertarse en la conversación entre Theresa May, la primera ministra británica, Emmanuel Macron, el presidente francés, Justin Trudeau, primer ministro canadiense, y Christine Lagarde, la directora del FMI, en el marco del Grupo de los Veinte, en Japón.

No es por subestimar el oficio de vender mercancía producida en China con trabajo esclavo, pero por algo para ser diplomático hay que estudiar una carrera especializada y tener una visión muy amplia de los problemas globales. Pero Ivankita apenas puede articular palabra, como se aprecia en un video presuntamente difundido por el gobierno francés. Es claro que no es lo mismo ser la hija del jefe en Estados Unidos, donde todo mundo la adula con zalamería, que una advenediza ignorante tratando de sentarse en la mesa de los grandes.

La situación es tan embarazosa que no puede uno dejar de sentir pena por ella, pese a que lo único que se merecería es que algún guarda la sacara sin más ceremonia del recinto donde están reunidos los líderes mundiales.