22 octubre, 2006

Vicisitudes de un traductor

Como traductor, pero sobre todo como ser humano, no pocas veces he sentido envidia del trabajo que tienen los traductores de la televisión. Verán: yo estoy sujeto a críticas y hasta reprimendas por mi trabajo. Por ejemplo, hace tiempo traduje un folleto para una empresa llantera, y después de entregarlo, el gerente de la empresa me mandó llamar para hacerme algunas "observaciones". Resultó que su esposa acababa de regresar de Disneyworld en Orlando, y con esas credenciales se sintió con derecho de señalarle a su marido los errores de mi traducción. Al son del "que paga manda", tuve que apechugar sus críticas y cambiar los "sin embargo" por los "no obstante", que eran más del gusto de la mujer.

Pero en la televisión yo veo que las cosas son más fáciles para los traductores. Para empezar, no han de pedir experiencia pues las versiones que nos asestan francamente son para llorar. No es tanto el español neutro que quieren usar, en donde no hay borrachos sino ebrios, y donde hay cocheras, pero no coches. No, me refiero a la simple congruencia en la transcripción de los nombres propios. Los fanes de Seinfeld sabrán a qué me refiero. El apellido de Elaine Benes nunca apareció dos veces escrito de la misma forma; tampoco el nombre de las editoriales donde trabajaba (Viking Press apareció alguna vez como "Prensa Vikinga" y, en otra, como "Biking Press").

Quien sea capaz de entender el audio y leer al mismo tiempo los subtítulos de una serie conoce el fenómeno: suele haber un defasamiento abismal entre lo que se oye y lo que se lee. Y quien esté atenido sólo a los subtítulos, muchas veces se queda sin entender la causa de tanta risa.

Los anuncios con que nos atosigan a cada rato se cuecen aparte. ¿Han visto el de una mesita que se vende a un "increíble bajo precio"? Les aseguro que si yo me atreviera a entregar una traducción de esa calidad a cualquier cliente, al día siguiente me quedaría sin chamba. Pero ellos, los afortunados traductores de la televisión, por muy poco que les paguen, sin duda hacen su agosto todo el año. Con esa calidad es posible sacar cuartilla tras cuartilla como si fueran enchiladas, rápido y sin esfuerzo, y seguramente el día de pago reciben un jugoso cheque a cambio de la holganza de las neuronas.

Si alguien sabe cómo conectar una chambita de ésas, agradeceré cualquier informe.

1 comentario:

Anónimo dijo...

En lo personal, sospecho que mucha de la gente que trabaja en la tele no saben español. Y los que se dicen más respetuosos del Español no salen del "wey", "del supernabo" y el "chido güan".

Perdón por la ortografía,
ya se que se debe escribir "gwan".