27 julio, 2006

Hermanitos peleoneros

Además de ser ridícula la acusación lanzada por el embajador israelí en México, que llamó terroristas al catálogo completo de abajofirmantes profesionales que se atrevieron a condenar la agresión israelí al Líbano en un desplegado, también traza con claridad la postura oficial de Israel en este nuevo conflicto. En efecto, David Dadonn afirmó que lo que está haciendo su país responde a la legítima defensa y subrayó el hecho de que fue el Hezbolá el que inició las provocaciones.

Quienes tengan hijos reconocerán con facilidad el escenario: “Él me pegó primero”, dice a modo de disculpa el grandulón que tiene contra las cuerdas al hermanito menor. En estas situaciones, para los padres la tarea prioritaria, antes de deslindar responsabilidades y aplicar castigos, es detener el pleito, separar a los dos rijosos y reducir los daños.

Una vez parados los golpes empiezan las averiguaciones: que si Mahmud me quitó mis soldaditos, que si Abraham me pegó muy fuerte y ni era para tanto... al final, el salomónico padre castiga a sus dos vástagos mandándolos a dormir sin ver le tele. Para que aprendan a convivir como hermanos y, sobre todo, para que no anden viendo malos ejemplos en los noticieros. ¿Qué tan difícil sería trasponer esta justicia al Medio Oriente?

25 julio, 2006

De voto en voto y de bote en bote

No prendió mi propuesta de nombrar presidente interino a Cuauhtémoc Cárdenas en lo que se organizan nuevas elecciones presidenciales. Lástima, sigo considerando que era una buena forma de matar tres pájaros de una pedrada. Al parecer, el problema es que nadie sabe dónde anda el ingeniero, ¿alguien lo ha visto? Después de haber recibido el encargo de organizar las celebraciones del bicentenario, el Cuate Cárdenas brilla por su ausencia. No ha dicho esta boca es mía en el conflicto postelectoral ni se sabe qué piense del voto por voto. ¿Pues qué tan fastuosa será la celebración que está preparando que lo tiene tan ocupado?

Otro personaje que también nos ha ensordecido con su silencio es el aún denominado presidente Fox. Por lo menos los presidentes priistas, en sus últimos meses de ejercicio, se dedicaban a plazearse inaugurando puentes y presas, en una especie de gira de despedida triunfal. Pero de Vicentico, ni sus luces. ¿Estará dedicado a empacar las toallas de Los Pinos y por eso no tiene tiempo de dar la cara?

Calderón, por su parte, se dedica a vacacionar, nada menos que en Oaxaca, corriendo el riesgo de sufrir un bloqueo por parte de los maestros inconformes. Claro, con la espesa protección con que cuenta, a cargo del estado mayor presidencial, será difícil que se dé cuenta de la situación tan explosiva que se vive en ese estado. Rodeado de guaruras, el chaparrito apenas podrá apreciar el paisaje y cuando mucho podrá retozar en las olas de Huatulco, tal como se revolcó en las cifras del PREP: esperando a la ola que lo pusiera por arriba del pejelagarto.

La situación del país está literalmente color de hormiga, pues precisamente así han calificado al fraude electoral: fraude hormiga, un voto por aquí, otro voto por allá, hasta sumar los famosos 250,000 votos que le hacen sentir al Fecal el derecho de pedir que le abran las puertas de Los Pinos. Pero de grano en grano llena la gallina el buche, aunque esta vez la cantidad, insignificante en promedio, bastó para causarle un empacho al IFE, al grado de que no se ha animado a otorgarle la constancia de triunfo al candidato presuntamente ganador.

De grano en grano por un lado y de voto por voto por el otro, el caso es que aún no tenemos presidente electo y ni asomo de solución en el horizonte. Los nostálgicos añoran los tiempos en que los mexicanos conocíamos el nombre de nuestro próximo presidente hasta ocho meses antes de las elecciones. Y no pocos presumían de ese sistema con el mismo orgullo con que los británicos hablan de su monarquía hereditaria.

En fin, aunque no me hagan caso, mi propuesta de presidente interino sigue en pie, aunque quizá con algún otro personaje, en vista del desinterés del ingeniero por este proceso. Para ello podríamos pensar, por ejemplo, en Robertito Madrazo, en cuyas manos las elecciones que se encargara de organizar estarían por supuesto encima de toda sospecha. Y ya que el arzobispo Norberto Rivera se ofreció de intermediario entre las partes en pugna, podríamos pensar también en él para que ocupara brevemente la máxima silla. Claro, correríamos el riesgo de que, como en la Iglesia los puestos son vitalicios, luego no quisiera separarse del cargo y empezara a instaurar una teocracia a la mexicana. No sé si eso sería peor que la inestabilidad que amenaza al país por falta de presidente electo. En todo caso, contaríamos con la bendición de Dios y eso, en estos tiempos, no deja de ser reconfortante.

21 julio, 2006

Regreso al Medio Oriente

El Medio Oriente nuevamente es escenario del infierno. Movidos por obscuros intereses, cuyas raíces algunos observadores sitúan en Damasco, los extremistas del Hezbolá libanés secuestraron a dos soldados israelíes, lo que desató una reacción desproporcionada por parte de Tel Aviv. Primero con bombardeos aéreos y ahora con operaciones terrestres, el ejército israelí ha querido restablecer su poder de disuasión en la región (minado, a sus ojos, por su retirada unilateral de Gaza), atacando blancos civiles y causando un número hasta ahora indeterminado de víctimas en Líbano.

El que Naciones Unidas haya esperado más de una semana para condenar la violencia (sin hacer más) es sintomático del anquilosamiento de la institución, empantanada entre una enorme burocracia y el miedo a irritar al quisquilloso gobierno de Washington que, como es sabido, en el conflicto levantino está incondicionalmente aliado con Israel.

¿A quién conviene esta violencia en el Líbano? En primer lugar a Siria, que así demuestra que su presencia ahí es indispensable para mantener la estabilidad. En efecto, las tropas de Damasco tuvieron que retirarse humilladas —bajo las presiones internacionales— tras el asesinato del ex primer ministro Rafic Hariri, ocurrido el 14 de febrero de 2005 y atribuido a los servicios secretos sirios. El gobierno de Bachar al-Assad nunca encajó debidamente ese golpe a su prestigio y no tardará en mover sus hilos para que, al interior mismo del Líbano, surjan voces que reclamen de nuevo su presencia.

Otros interesados en el conflicto son, sin duda alguna, los mulás de Teherán. Sin contar el apoyo financiero y de armamento que siempre le han brindado al Hezbolá libanés — no en balde tan chiita como ellos—, el estallido de la crisis en el País del Cedro no podría ser más oportuno para la República Islámica. No puede ser azaroso que este mismo jueves el gobierno de Teherán haya reiterado su empeño en enriquecer uranio en su propio territorio, desdeñando así el ofrecimiento que le fuera presentado por las potencias occidentales, determinadas a no permitir que Irán adquiera la tecnología nuclear.

Ante la amenaza de que el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas se haga cargo del caso, lo que significa la posibilidad de sufrir sanciones y bloqueos, los mulás iraníes le apuestan a sus aliados libaneses para abrir otro frente en el Medio Oriente. En una región tan desestabilizada, ni el temerario vaquero de la Casa Blanca se atrevería a emprender una acción militar, la cual, por lo demás, seguramente sería desautorizada por sus “aliados” europeos, en especial Francia. Lo menos que podrá obtener la República Islámica de este nuevo foco de tensiones será tiempo para preparar su respuesta “oficial” a la propuesta occidental, anunciada para el 22 de agosto.

Sería pecar de ingenuos pensar que estamos ante un conflicto religioso, por el hecho de que se enfrenten judíos y musulmanes en las tierras que algunos todavía llaman “santas”. En teoría, unos y otros descienden de Abraham y adoran al mismo dios. Pero lo que se juega en la práctica obedece a intereses más prosaicos, como sucede en muchos otros ámbitos. Los políticos, en primer lugar, con su carga de luchas de poder. Y también en lugar destacado, los económicos, representados por las enormes riquezas petroleras de la región. No en balde López Velarde advertía que los veneros de petróleo fueron escriturados por el diablo.

14 julio, 2006

Una humilde propuesta

Para calmar las tensiones postelectorales y de paso reparar un añejo agravio, propongo lo siguiente:

Que se declaren nulas las elecciones presidenciales del 2 de julio de este año y se designe (en el Congreso) al Cuate Cárdenas como presidente interino. Digo, para que el Inge se saque la espinita de regresar a Los Pinos y el Peje y el Fecal ya no se anden agarrando del chongo. Solución salomónica, ¿no creen?

Ya pasada la turbulencia se volverían a organizar elecciones (claro, sin tanta campaña, con una semana de repaso tenemos para recordar los insultos y mentiras televisivas), en las que sólo contenderían los dos candidatos que hubieran recibido mayor número de votos en los pasados comicios. O sea, para como van las cosas, Calderón y Madrazo, porque AMLO cada vez que abre la boca le quitan votos y al rato sus "tendencias" se le van a cruzar con las de Madrazo. Y que no le siga porque hasta Campa va a andar superándolo.

En fin, luego inicio una campaña de recolecta de firmas para sustentar mi propuesta. Por lo pronto, pueden dejar su opinión en el cuadrito de comentarios. Y ya me voy al súper a comprarme un vinito para festejar como Dios manda la toma de la Bastilla. ¡Égalité, fraternité y... ¿qué más era? Ah, sí, serenidad y paciencia, mi querido Solín.

13 julio, 2006

Pregunta ontológica



¿Por qué el último cigarro es el que encendemos al revés?

Una aclaración necesaria

Tratando de ver las cosas sin que se desborden las pasiones, con toda la objetividad posible y haciendo a un lado los insultos, tenemos que reconocer la necesidad de que nuestro próximo presidente llegue al cargo de manera legítima, sin sombra de duda sobre la autenticidad de su triunfo.

Ni siquiera al mismo Calderón le conviene llegar a Los Pinos manchado por el mismo estigma de Salinas de Gortari. No basta que él y las autoridades electorales tengan la certeza de su triunfo: todo el pueblo necesita estar convencido de su legitimidad, tanto los que votaron por él como los que no. Y en especial los que no votaron. Los cerca de 28 millones de ciudadanos que prefirieron quedarse en casa a ver la repetición de los partidos del Mundial ahora tienen una razón más para justificar su abstencionismo. Los dimes y diretes (y ahora con los videos, hasta los veretes) los reconfortan en su decisión de no participar en un juego tan viciado.

La forma más sencilla de aclarar el panorama postelectoral, claro, es llevar a cabo el recuento de los votos. ¿Que no se puede, que es ilegal, que no hay tiempo? Hasta ahora nadie ha dicho que no se pueda. Es decir, nadie lo ha dicho con la ley en la mano. Enséñenos el artículo de la ley correspondiente que prohíba el recuento y ahí muere la cosa. Si ese recuento depende del arbitrio de los magistrados electorales, entonces que éstos expliquen la causa de su negativa, enmarcándola en las consecuencias tan funestas que está teniendo, sobre todo en la polarización del país.

A estas alturas, cualquier internauta medianamente interesado en el tema ya habrá visto alguna documentación del fraude. Por mi parte he visto varias: una foto de la sábana colocada en la casilla y una captura de pantalla con el resultado del IFE correspondiente a la misma casilla. Adivinen quién sale perjudicado en todos los casos.

En lo personal no he tenido la intención de insultar, aunque viendo las cosas con más calma, descubro que sí lo he hecho y ofrezco mis disculpas por haber caído en la tentación de contestar al fuego con el fuego. Pero es difícil mantener fría la cabeza cuando al fraude electoral y al triunfo robado se le agregan escarnios y mofas, como varias que he visto en la Red y algunas que incluso han tenido el cinismo de enviarme por correo en forma de las detestables presentaciones de Pagüerpoin.

10 julio, 2006

Depresión postelectoral

Tengo que confesar que me siento muy deprimido por la derrota de López Obrador. Ni siquiera con el fraude de 1988, aun más descarado que el de este año, llegué a sentirme tan afectado en lo personal. Quizá se debe a que esta vez las esperanzas eran más altas y, para la mayoría de sus simpatizantes, más reales. Ya se había logrado el “milagro” de sacar al PRI de Los Pinos y la posibilidad de la alternancia tenía bases más sólidas. Y dada la pésima actuación de Fox, todo apuntaba a que esta vez el PAN resentiría el voto de castigo y le cedería el lugar al PRD.

No fue así. Nadie imaginó lo sucia que sería esta campaña electoral (y si lo imaginó, no hizo nada para contrarrestarla). Y la reacción que hubo por parte de la coalición que abanderaba el Peje no sólo fue tardía sino además tibia. De esta manera, la derecha chupacirios logró imponer en una buena proporción de votantes (bueno, al menos en un 0.5% más) la idea de que López Obrador era un populista peligroso para México.

Pero ése no fue el único lema con el que traficaron los negociantes del miedo, por mucho que haya sido manoseado hasta por los articulistas de The Wall Street Journal. El gran éxito de la derecha católica fue haberse conectado con los lodos más ocultos del alma nacional y haber provocado una reacción en contra de López Obrador por considerarlo un “naco”. Y “nacos” son sus seguidores y “nacos” serían quienes votaran por él. En efecto, en este país de nacos, al parecer el peor crimen, delito y pecado es ser naco.

08 julio, 2006

Pregunta a un presidente ilegítimo

Me pregunto qué satisfacción puede sentir alguien que llega a la presidencia montado en el voto de quince millones de descerebrados que se tragaron la campaña del miedo.

07 julio, 2006

Cuando desperté, el PAN seguía ahí.

El Instituto Federal Electoral, del que nos sentíamos orgullosos desde hace unos años, sobre todo aquellos a los que les tocó vivir las elecciones organizadas por la secretaría de Gobernación, ahora se encuentra en el centro de impugnaciones y su legitimidad es objeto de graves dudas.

No podía ser de otro modo. La estadística es una ciencia oculta para el común de las personas. Y nadie entiende ese baile de cifras que hemos presenciado estos días. Primero, los resultados preliminares le dieron continuamente la victoria a Fecal, desde los primeros puntos porcentuales hasta los últimos (conteo que, para aumentar el desconcierto, se detuvo al llegar al 98% de las actas procesadas).

Después, el recuento de actas distritales empezó reconociendo el triunfo del Peje hasta llegar al noveintantos por ciento, momento en que se “cruzaron” las tendencias: Fecal al alza y el Peje a la baja, para quedar definitivamente con una diferencia de 0.58%, que representa poco menos de 250,000 votos.

Nadie puede quedar satisfecho con estos resultados, empezando por el propio Peje, que ya anunció la impugnación a la que tiene derecho y movilizaciones populares para reforzar su demanda. Por desgracia, pienso que ese camino no lo llevará a ningún lado, al menos no a Los Pinos. Aunque sea un instituto ciudadano, el IFE no deja de responder a los intereses oficiales. Y éstos dictan que Fecal continúe el programa neoliberal echado a andar en nuestro país desde el sexenio de Miguel de la Madrid. Acceder a un nuevo recuento y, aun más, a cambiar la decisión anunciada ayer, equivaldría a reconocer un error cosa que, en la lógica autoritaria de la derecha, está fuera de toda posibilidad. En suma, no habrá nuevo recuento y las protestas y movilizaciones populares que encabece el Peje sólo servirán para reforzar la imagen que tiene de él nuestra mezquina clase media: “Ahí están otras vez esos nacos revoltosos”, “Sólo causan caos vial”, “Quieren ganar en la calle lo que no ganaron en las urnas”. Y eso reconfortará su decisión de haber votado por Fecal.

Una última observación: siguen diciendo que las de este año han sido las más reñidas y concurridas “en la historia moderna de México” (al menos eso dijo el consejero presidente del IFE). ¡Vaya caso de amnesia! Reñidas sí, pero, ¿concurridas? En las elecciones del 2000, el abstencionismo fue de 36% y Fox obtuvo el 42.5% de la votación emitida. Ahora, los abstencionistas avanzaron casi cuatro puntos y el candidato declarado ganador obtuvo 35.89%. ¿Dónde están en esas cifras la participación masiva y el entusiasmo ciudadano? Muy por el contrario, apuntalan una tendencia preocupante en el electorado: la indiferencia ante los procesos electorales, provocada por el incumplimiento de las promesas de campaña. Para un creciente sector de la población, los políticos son “una bola de rateros y mentirosos” y su actividad, lejos de despertar emoción, es causa de desconfianza e irritación. Y eso, como se ha cansado de enseñarnos la historia, es el mejor caldo de cultivo para los movimientos extremistas. Y en ese caso, y para estar a tono con la derecha católica que seguirá gobernando al país, tendremos que confiar en que Dios nos agarre confesados.

06 julio, 2006

El conflicto suma cero

El conflicto del Medio Oriente es el ejemplo clásico de un conflicto de “suma cero”. Es decir, en términos matemáticos, lo que está en juego suma cero: la ganancia de uno es exactamente igual a la pérdida del otro. No hay componenda que valga, no hay mediación que sirva ni posibilidad de reparto. Es el todo o nada. La definición textual del ultrancismo entercado en no ceder un ápice.

El secuestro de un cabo del ejército israelí, hace dos semanas, ha exacerbado la situación y radicalizado las posturas. Los palestinos ven en él una moneda de intercambio; para su liberación exigen la de varios palestinos detenidos por Israel. Pero Israel lo ha tomado como oportunidad de incrementar sus presiones sobre la Autoridad Palestina, gobernada por el Movimiento de la Resistencia Islámica (Hamas), grupo al que consideran terrorista. Estas presiones se miden en bombardeos y detenciones arbitrarias. Así, por ejemplo, la sede del ministerio palestino del Interior fue destruida por la aviación israelí. Y numerosos miembros del gobierno palestino, entre ellos dos ministros, se encuentran tras las rejas israelíes.

Por desgracia, hay que constatar que la disputa por el territorio de Palestina no tiene solución. En un enfrentamiento de este tipo, sólo la destrucción del rival determina la victoria. Los musulmanes extremistas sueñan con el exterminio de Israel, pero también los judíos, no menos extremistas y apoyados en su potencia militar, tratan de afirmar su derecho a existir como estado, al tiempo que se lo niegan a los palestinos. Y es que en la mentalidad ultrancista no cabe la posibilidad de diálogo, negociación ni, mucho menos, de convivencia pacífica.

Si en el caso de los Balcanes resultaba desalentador tener que remontarse seis siglos de historia para comprender las animosidades que enfrentaban a serbios, croatas y musulmanes, las diferencias entre árabes y judíos hunden sus raíces aún más lejos. Pero analizarlas a fin de encontrar soluciones a los problemas de hoy es hacerle el juego a quienes los azuzan y se niegan a negociar. En efecto, aceptar ese análisis es correr el riesgo de sumirnos en discusiones religiosas que, como bien sabemos, son tan inútiles como interminables. Cuando ambos bandos esgrimen supersticiones, patrañas, mitos y razonamientos primitivos para exigir sus pretendidos derechos, cualquier arreglo es imposible. Y lo seguirá siendo mientras sus razones se reduzcan a entercarse en que “mi Dios es mejor que el tuyo”.

05 julio, 2006

Decepción en ambos lados del espectro

No resulta exagerado afirmar que todos los mexicanos estamos, con justa razón, decepcionados por los resultados del proceso electoral del domingo pasado. Los partidarios de Fecal se han de sentir abrumados ante la imposibilidad de consumar su fraude sin mayores problemas. De seguro pensaron que el país acataría sumiso, como siempre, las cifras amañadas que le presentaran las autoridades. A estas alturas, ellos pensaban que ya estarían festejando su triunfo, repartiéndose huesos, en una ceremonia cuyas aristas más agudas serían los codazos y zancadillas internas para quedar mejor colocados en el próximo sexenio.

Los partidarios del Peje, por su parte, se sienten despojados de un triunfo legítimo y los memoriosos no dejan de encontrar paralelismos entre el “archivo de inconsistencias” y la “caída del sistema” que dio un fuerte revés al avance democrático del país en 1988.

Podemos obviar las reacciones de la chiquillería, toda vez que en cualquier caso, sus ambiciones se han visto colmadas. El priismo tiene ahora una nueva palanca con la que pretende negociar su precaria subsistencia como tercera fuerza del país. En efecto, la turbulencia de cifras le permitió condicionar su reconocimiento de los resultados oficiales, el cual seguramente le rendirá dividendos. El Panal no podría estar más contento con las cifras preliminares: aseguran su presencia en el congreso más allá del más delirante de sus sueños. Y la “izquierda alternativa” de la señora Mercado ya tiene la tranquilidad de que recibirá un subsidio que le permitirá seguir en el negocio de la política al menos unos años más.

Nada bueno podrá salir del empeño de la autoridad electoral por impedir un recuento claro y satisfactorio para todos. La diferencia entre los candidatos es tan reducida —del orden de 250,000 votos, que representan el 0.6 por ciento— que se vuelve indispensable un recuento lo más minucioso posible, abriendo paquetes y volviendo a contar voto por voto como lo han pedido varios sectores del país. Primero porque no se entiende. Si la ley establece que el recuento voto por voto sólo se realiza en determinadas circunstancias, no podemos entender que la situación actual no justifique un esfuerzo adicional para aclarar las cosas. En segundo lugar, porque la terquedad del consejero presidente tiene un claro beneficiario, lo cual arroja graves dudas sobre la legalidad del proceso.

Y lo que menos necesita ahora el país es un presidente espurio, como lo sería Fecal en caso de ser ungido. Recordemos, sólo a título de ejemplo y sin el ánimo de sembrar miedos, las medidas extremas a las que tuvo que recurrir George W. Bush para legitimar su presencia en la Casa Blanca, tras haber llegado a ella en un proceso (las dos veces, por cierto) igualmente turbio.

03 julio, 2006

Reflexiones postelectorales

Resulta lamentable la actitud de los punteros en la elección mexicana. Uno y otro están montados en su macho y se niegan a bajarse. López Obrador, más claro, prácticamente insinuó que respetaría los resultados anunciados por el IFE si le fueran favorables; en caso contrario, exigiría la revisión minuciosa, “voto por voto”. Fecal no quiso pronunciarse claramente ni en un sentido ni en otro; él simplemente insiste que ya ganó y se niega a contemplar cualquier otra posibilidad.

¿Y la civilidad? ¿El respeto a las instituciones? El IFE se cansó de repetir su exhorto: nada de cifras y especulaciones antes de los resultados oficiales. Como si hubiera dicho lo contrario.

Una duda que le dejo a los expertos en estadística, sociología o mapachería electoral. ¿Realmente la pasada de charola del Panal le dio tan buenos resultados? ¿Más del 4% en el congreso y menos del 1% en la presidencia? Resulta sorprendente que haya habido tanta gente impresionable y susceptible a ese mensaje. “Uno de tres”, no seas malito, ándale, qué te cuesta. Obviamente, nadie ha de conocer el nombre de los agraciados en este sorteo. ¿Quiénes son los candidatos panaleros al congreso? Si el aspirante a la presidencia pasó tan desapercibido, sus acompañantes simplemente quedaron en el anonimato.

Y otra pregunta nomás por joder: ¿de dónde sacaron eso de la "jornada de extraordinaria participación"? Un 40% de abstencionismo le da la verdadera victoria al partido de los desencantados, con amplio margen sobre el 36% de Fecal y el 35% del Peje.

02 julio, 2006

Antes de la tormenta

Haciendo caso omiso de los exhortos del IFE, los partidarios de las dos principales fuerzas políticas empezaron a festejar su triunfo, antes del anuncio oficial de la autoridad electoral. Como hubiéramos podido adivinar de haber tenido más serenidad en el análisis, la elección está muy cerrada y será una diferencia de unos cuantos puntos porcentuales lo que le dé la victoria a cualquiera de los dos candidatos.

Eso no augura nada bueno. Después de una campaña tan virulenta y vitriólica, se hubiera necesitado un margen amplio para sanar las heridas causadas en el combate. La victoria de Calderón (¡Dios nos agarre confesados!) amenaza con echar tierra a todas las trapacerías que se le hallaron al candidato de la derecha católica. Él y sus acólitos podrían respirar tranquilos, pues, por si fuera poco, tendrían mayoría en el congreso y, con ello, manos libres para hacer avanzar su proyecto de vender la nación. Y, claro, de arrojar al olvido las marrullerías de Bribiescas, Hildebrandos y demás zopilotes carroñeros que acompañaron al chupacirios del Fecal en su campaña.

La izquierda, que se vería derrotada por una diferencia mínima, seguramente aumentará las presiones en todos los frentes que controla: organizaciones populares y campesinas que pueden desestabilizar seriamente al país. Sobre todo porque será difícil borrar de su cabeza la noción de que su candidato fue víctima de un fraude. Eso los haría incontrolables aun para las mismas personas que suelen manejar esos movimientos para sacar algún provecho.

Según las cifras del conteo preliminar del IFE a las a las 22:33, con un conteo del 24.26% de las actas, el PAN aventaja con 38.70%, seguido muy de cerca por la Alianza por el Bien de Todos, con el 35.59%. Estas cifras seguramente van a variar y la diferencia será mínima. De hecho, conforme aumenta el número de actas contadas, se ha ido cerrando esa diferencia. Aún es pronto para cantar victoria y sólo podemos esperar que los dirigentes de los partidos implicados conserven la cordura y no lancen a vuelo las campanas triunfales antes de tener los resultados definitivos.

01 julio, 2006

Echeverría en el banquillo

Pecaría de inocente quien se sintiera revindicado por la decisión judicial de dictar arraigo domiciliario contra el ex presidente Luis Echeverría por su responsabilidad en el genocidio de Tlaltelolco. Sin caer en el radicalismo de doña Rosario Ybarra, que denunció la medida como maniobra electorera en contra de López Obrador (en un razonamiento que francamente no entendemos, aseguró que se trataba de una “estrategia para comparar el caso del ex presidente con el de Andrés Manuel López Obrador, y favorecer así el voto del miedo”), tampoco podremos afirmar que se haya servido a la justicia mientras no se aclaren, para plena satisfacción del pueblo, todas las responsabilidades de los participantes en esa tragedia.

Después de 37 años, es natural que habrá casos que queden sin responsabilidad: el de aquellas personas cuya muerte de alguna manera las liberó de la acción de la justicia. Pero no por ello su participación ha de quedar en la obscuridad. Pienso en especial en el entonces presidente Gustavo Díaz Ordaz, a quienes algunos tratan ahora de exonerar de toda culpa, recurriendo a la increíble explicación de que Echeverría actuaba por su cuenta, muchas veces sin informar a su superior.

El caso está todavía demasiado incipiente para poder emitir una opinión, pero sí es posible expresar por lo menos el gusto de que se hayan vencido resistencias y superado prejuicios para emitir esta orden de arresto, aun domiciliario. De culminar este proceso satisfactoriamente, es decir, si se deslindan responsabilidades, como se pedía ya en el famoso pliego petitorio del movimiento estudiantil, se sentaría un precedente de responsabilidad de los funcionarios, por muy altos que fueran. Esperemos que tenga valor ejemplar y que todos se den por aludidos.

Irán y no volverán

Irán tiene dos grandes problemas. Uno es un régimen prácticamente teocrático y otro es contar con las segundas reservas petroleras más importantes del mundo. Esos dos factores podrían resultar explosivos en un conflicto en el que, como siempre, el perdidoso sería el pueblo.

Desde hace varios años, la “comunidad internacional” —cuya voz ya sabemos que representa exclusivamente a las buenas conciencias de Occidente— ha venido denunciando el programa nuclear de Irán, del que afirma que tiene como objetivo convertir al régimen de los mulás en potencia nuclear. ¿Qué otra cosa podría ser más terrorífica, especialmente para Estados Unidos?

Claro, Washington cerró los ojos ante el armamento nuclear de Pakistán, básicamente porque su gobierno le ha permitido usar su territorio de puesto de avanzada para la ocupación y vigilancia del Asia Menor, especialmente para la guerra librada contra los talibanes en Afganistán. Y la “democracia más poblada del mundo”, la India, también forzó su entrada al exclusivo club nuclear, sin que nadie rechistara, pese a la amenaza siempre pendiente de que estalle otro conflicto con Pakistán, que podría alcanzar dimensiones de desastre termonuclear.

No nos engañemos. Ya sabemos que Washington cojea del pie de la hipocresía. Así, durante el gobierno de Ronald Reagan no tuvo empacho en recurrir a Teherán para llevar a acabo su torcido plan de ayudar a los contras nicaragüenses. ¿Retorcido? Miren nomás: les vendió armas a los iraníes a través de Israel para, con esas ganancias, financiar a la guerrilla que combatía al régimen sandinista de Nicaragua, cosa que el propio congreso le había prohibido.

No era la primera vez que Reagan negociaba con los mulás iraníes. Eso fue durante su campaña electoral, en 1980, cuando la crisis de los rehenes de la embajada estadounidense en Irán constituyó un tema importante en la agenda de campaña. De alguna manera, el equipo de Reagan logró convencer a los iraníes que no liberaran a los rehenes, sino hasta después de pasadas las elecciones de ese año. El fracaso en Irán influyó en gran medida en la derrota de Carter, pues proyectó una imagen de debilidad, muy en contraste con la mano firme que prometía el ex informante de la FBI metido en política.

La historia tendrá que explicar la paradoja de las relaciones entre Estados Unidos e Irán. Aunque más bien corresponderá hacerlo a los servicios secretos, ya que esos acuerdos siempre se han llevado a cabo en lo obscurito, a escondidas de la opinión pública y siempre con fines inconfesables.

Pero de un tiempo a esta parte, en especial tras la caída de Saddam y su desaparición como enemigo, el mundo ha podido contemplar, entre asustado e intrigado, el más reciente enfrentamiento de dos regímenes fundamentalistas: uno islamista y el otro cristianista. Pero tampoco pensemos que estamos ante un enfrentamiento de dos religiones opuestas; se trata sólo de un conflicto de intereses políticos y económicos.

Aunque en los últimos días Washington ha dado ciertas muestras de flexibilidad en las negociaciones con la república islámica —sobre todo bajando el tono de sus declaraciones—, eso no significa que haya descartado su objetivo principal: instaurar en Irán un régimen más tratable, más amistoso hacia Occidente y, sobre todo, más dócil y colaborativo en los designios estadounidenses.

A la propuesta presentada hace unos días en Viena, los mulás prometieron responder en dos meses. Aunque George W. Bush expresó su desagrado por tanta dilación, al menos no recurrió a las amenazas. Así, habrá tiempo de ir preparando el terreno para cualquiera que fuera la decisión iraní. Es decir, la colaboración con Teherán en el terreno energético si decide suspender su programa de enriquecimiento de uranio, o la mano dura, las sanciones y quizá la intervención militar en caso contrario.

El mundo no está preparado para que el desastre de Irak se repita en Irán. Eso se sabe hasta en Teherán, por lo que es muy probable que los dirigentes iraníes acaben aceptando la oferta de Occidente, si bien aderezada de numerosas condiciones ventajosas. Los mulás acabarán vendiendo su amor, pero eso sí, lo venderán muy caro.