31 mayo, 2004

Misión en Irak



Cansado de que se lo anduvieran choteando hasta en el mismo Pentágono por no haberse encontrado las armas de destrucción masiva que justificaron su invasión a Irak, George Dobleú decididó emprender la búsqueda él mismo. Aquí lo vemos acompañado por dos lugartenientes, debidamente protegidos contra las armas químicas, físicas y matemáticas que esperan encontrar. ¡Suerte, muchachos!

30 mayo, 2004

Daños colaterales


En inglés, el substantivo collateral tiene el significado de "prenda" o "garantía" del pago de una deuda; como adjetivo, significa "secundario" o "indirecto". En la jerga eufemística de políticos y militares, los daños colaterales se refieren a las bajas civiles causadas por las operaciones bélicas.


Pero no sólo en las guerras. Por ejemplo, en 1997, en la recuperación de la embajada japonesa en Lima murieron varios de los que habían estado en rehenes durante meses. Asimismo, en Moscú, en 2002, cuando un comando checheno tomó por asalto un teatro, en la operación lanzada por las fuerzas rusas perecieron algunas de las personas que supuestamente se trataba de rescatar. Y este fin de semana, en Arabia Saudita, para liberar a unos cincuenta rehenes —cautivos al parecer de una célula de Al Qaeda— unas nueve personas sufrieron "daños colaterales", si bien el número preciso no se ha informado hasta esta hora.


Desde la primera ocasión en que ocurrió un hecho de éstos (ha habida muchas, pero sólo menciono las que recuerdo a vuelatecla) me pareció de irreverente mal gusto el comentario de que los rehenes muertos en el intento de liberarlos, efectivamente habían sido liberados de todos los males que implica estar vivo. No obstante, la idea no deja de venirme a la mente cada vez que oigo el término daños colaterales (por cierto, difundido en el título de una película del Goberminator Schwarzenegger). Si bien es evidente que el secuestrador es el culpable de la situación, no menos responsables resultan las autoridades que deciden resolver el problema a sangre y fuego.


Por lo demás, el hecho de recurrir a un eufemismo para designar a las bajas civiles revela la consciencia culposa de los militares que lanzan una operación "de amplio espectro" (como las medicinas) con la esperanza de atinarle a sus adversarios combatientes, sin interesarse por los civiles que se llevan de pasada. ¿No podría considerarse esto como crimen de guerra, o simplemente crimen?


29 mayo, 2004

De Guadalajara con amor


Desde 1999, cuando la cumbre de la Organización Mundial de Comercio en Seattle fue bloqueada por todo tipo de organizaciones civiles opuestas a la globalización autoritaria, no ha habido ninguna reunión de alto nivel que no haya sido perturbada por quienes algunos sectores de la prensa llaman con desdén globalifóbicos.


Es entendible la oposición que generan estas reuniones, en las que se celebra un desarrollo que hasta ahora sólo es disfrutado por las grandes corporaciones multinacionales y sus respectivos aliados en las plutocracias criollas (ustedes disculparán el lenguaje trasnochado). En efecto, a más de un decenio del "fin" de la guerra fría, los resultados no han podido llegar a las capas desfavorecidas de la población, que sólo perciben con creciente descontento que sus condiciones de vida siguen en franco deterioro. Lejos de haberse repartido los prometidos beneficios de la paz (los recursos que antes se destinaban a la contención del expansionismo rival ahora se dedicarían a la generación de empleos, a la mejora de la infraestructura, a la creación de canales para el reparto de la riqueza y a la ampiación de las oportunidades), lo único que vemos es el reparto de los riesgos del mercado, evidentes en las crisis que cada tanto golpean a países industrializados y emergentes por igual.


Y en la lógica simplista —en cierto modo legado de la guerra fría, con su clara clasificación en buenos y malos— la situación se presenta como el enfrentamiento entre quienes defienden la globalización y quienes la rechazan, así nomás, en blanco y negro y sin matices, "el que no está conmigo, está contra mí", como repitiera un dirigente mesiánico de nuestros tiempos.


Ahora estas organizaciones sociales —que representan una gama tan amplia de la jodidez que a la prensa debería darle vergüenza echarlas en el mismo saco— estuvieron presentes en Guadalajara, en la reunión cumbre realizada entre la Unión Europea y América Latina y el Caribe.


Repito que la diversidad de estos grupos impide designarlos con un epíteto común, ya sea el indigno globalifóbico o el de altermundista, que se quiere más comprensivo y neutral, sin el dejo despectivo del primero, acuñado a nuestro saber por un personaje mexicano de triste memoria, el doctor Zeta. Los grupos presentes en la capital tapatía organizaron una marcha de protesta contra la globalización que, como era muy de esperarse, desembocó en trifulca, saqueos, golpizas y detenciones.



No sé si se deba a la confusión causada por la simpificación de los términos —en la que los globalifóbicos se oponen a los globalofílicos— pero yo creo que las organizaciones que a fin de cuentas luchan por mejorar las condiciones de existencia deberían ser más selectivas en sus batallas. ¿Por qué se oponen a una cumbre latinoamericana-europea? Si hemos leído bien los textos de la reunión y las notas periodísticas, en esta reunión se ha promovido el multilateralismo como contrapeso al unilateralismo que promueve la potencia imperial. El surgimiento de alianzas regionales y entre bloques no puede más que fomentar la tan añorada multipolaridad que, al tiempo, se presentaría como una alternativa viable a la globalización autoritaria que se trata de imponer. Diversificar nuestras alianzas con Europa, con la Cuenca del Pacífico necesariamente reduciría nuestra dependencia de Estados Unidos (si bien es imposible que ésta desaparezca del todo, dada nuestra vecindad geográfica).


Y muy por el contrario del objetivo que dicen promover —oponerse a la globalización— perturbar el proceso de integración regional latinoamericana y la diversificación de sus contactos sólo puede favorecer a los intereses imperiales. ¿Estarán tan desesperadas estas organizaciones que están dispuestas a enfrentarse a todo lo que les pueda parecer representante del sistema que tiene oprimida a la gran mayoría de la población? Sería deseable que su ceguera no les impidiera distinguir a sus enemigos y que pudieran enfocar mejor sus esfuerzos.


28 mayo, 2004

Clasificación y orden


Imaginemos una oficina de gobierno en Washington en la que se apilan miles y miles de documentos. Se abre la puerta y entra un jefecillo, seguido de un joven recién contratado.


—Bien, Joe—, dice el jefe señalando con el brazo anaqueles, archiveros y mesas llenas de papeles. —Tu trabajo consiste en clasificar todos estos documentos.


La pregunta surge natural en el joven, intimidado ante la hercúlea labor que se le ofrece:


—¿Cuál es el criterio de clasificación?


Hasta aquí llegan nuestros servicios informativos: ignoramos cuáles sean dichos criterios, pero suponemos que alguno reposará en el carácter de confidencialidad, en lo delicado de los asuntos abordados, en lo comprometedor para la imagen y la seguridad que pueda resultar el contenido de cada documento.


Cuando el joven de nuestra escena concluye su trabajo, dice alegremente que los documentos ya están clasificados. Algunos, como los recaditos que Clinton probablemente le enviara a Monica Lewinsky para requerir sus servicios en la Oficina Oral, habrán quedado clasificados con el famoso sello de Top Secret. Las listas de mandado que Hillary solicitara seguramente no tendrán ese carácter de confidencial. Pero todos, como lo anuncia el chico contratado para tan ingrata labor, están debidamente clasificados.


Entre esos documentos se encontraría, 30 años después, la transcripción de las conversaciones entre Richard Nixon y su tenebroso asesor de seguridad, Henry Kissinger. En ellas se encuentra la confirmación documental de lo que todo mundo supo desde el fatídico 11 de septiembre: en el golpe de estado que derribó y asesinó al presidente Salvador Allende en Chile intervino la mano negra de Estados Unidos.



Joe, ahora jubilado tras treinta años de servicio público, lee el periódico mientras desayuna en el porche de su casita de Boca Ratón, en Florida, y hace un gesto de fastidio:


—¿Cómo que desclasificaron los documentos? ¡Tanto trabajo que me costó ordenarlos para que ahora vengan a revolverlos!


Y es que Joe, pese a su larga carrera como burócrata, sigue razonando conforme a la lógica: si clasificar significa ordenar según determinado criterio, desclasificar supone lo contrario, es decir, desordenar, confundir y mezclar los documentos. ¿Con qué objeto?


El análisis concienzudo de la nota periodística arroja algunas pistas. En realidad no se trata de que hayan desordenado los documentos, sino de que les quitaron el carácter de confidencialidad que tenían y ahora son públicos. El hecho es que tales documentos comprometedores para Kissinger —quien apenas la semana pasada había negado ante el senado de su país que el gobierno de Nixon hubiera estado involucrado en el sangriento golpe de estado que impuso al torvo Pinochet— se hicieron públicos, se publicaron, pues, si nos atenemos al sentido de las palabras. Pero siguen debidamente clasificados —quizá por orden cronológico, alfabético o conforme cualquier otro criterio— en la Universidad de Washington, al alcance de los investigadores que deseen estudiar uno de los muchos hitos de la carrera imperial de Estados Unidos.


27 mayo, 2004

Del manifiesto como una de las bellas artes


Un grupo de abajofirmantes profesionales, entre los que reconocemos los mismos nombres de siempre, se dirige a los artistas e intelectuales de todo el mundo, a fin de pedirles que promuevan la consulta internacional propuesta por el EZLN.


Esto ya fue hace varios años, pero la verdad es que me acabo de enterar en uno de mis viajes por Google. El manifiesto o carta exhorta a la realización de actos culturales, a los que inviten a artistas mexicanos a compartir "la esencia de nuestro ser". Esta promiscua invitación, como va dirigida a todo el mundo, está escrita, por supuestísimo, en inglés, así como agachando la cabeza y aceptando que si uno no habla la lengua del imperio, nadie lo entiende.


Hay que reconocer en descargo de los artistas del manifiesto y de la carta abierta, que como cortesía para los nacos que no dominamos la lengua de Chikaspier, la misma página ofrece una versión en español. ¿Pues qué no habíamos quedado —como lo señalaba el maestro Reyes Heroles— que en política la forma es fondo? ¿No se dan cuenta estos faros de luz, estas luminarias de la pluma y del pincel que si queremos ser consecuentes con la oposición a la globalización autoritaria debemos, por principio, rechazar las formas que nos impone la metrópolis? Si realmente quieren compartir nuestra herencia, ¿por qué quieren hacerlo en una lengua ajena a nuestra cultura?


25 mayo, 2004

La guerra que no se atreve a decir su nombre


En tanto el mundo occidental no conozca quién y porqué lo está atacando, difícilmente podrá defenderse de los atentados terroristas. Cargar todas las desgracias a la cuenta de los extremistas islámicos —desde los atentados del 11 de septiembre de 2001 a la sublevación del pueblo irakí contra las fuerzas ocupantes— es desconocer la naturaleza del enfrentamiento que se está llevando a cabo y correr el riesgo de que nunca llegue a solucionarse.


Para el observador imparcial podría parecer sorprendente el hecho de que, desde un principio, se haya negado la dimensión religiosa del conflicto. Si las motivaciones de los autores de los atentados de Nueva York y Washington tuvieron matices religiosos, como se desprende de la carta con instrucciones encontrada entre las pertenencias de Mohammed Atta (el coordinador de los atentados), el empeño por ignorar esa fase sólo puede entenderse si obedece a una auténtica ignorancia o a intereses tan perversos que sólo puedan medrar en la obscuridad.


No somos partidarios de las teorías de la conspiración, por lo que nos sentimos más inclinados a aceptar a la ignorancia como causa de esta ceguera. Aunque deberíamos precisar que, si existe algún interés en hacer a un lado la explicación religiosa del conflicto, éste se debe al deseo de no exacerbar las tensiones de por sí existentes entre Occidente y el mundo islámico, o de concentrar tales tensiones únicamente sobre algunos sectores, a fin de no perjudicar otros intereses, en especial los petroleros.


Empero, la ignorancia del mundo occidental respecto del islámico explica más satisfactoriamente la actitud de Estados Unidos ante la amenaza terrorista. Así no se necesita recurrir a supuestas conjuras fraguadas desde adentro para entender que los servicios secretos estadounidenses no hayan previsto los ataques del 11 de septiembre de 2001 y se explica, además, la desastrosa situación en Irak una vez "concluida" la guerra para derrocar a Saddam Hussein.


La secularización de Occidente, donde las religiones han ido perdiendo influencia en la vida cotidiana, ante el embate del hedonismo consumista, le impide entender que aún haya pueblos dispuestos al sacrificio en aras de la fe. En el mejor de los casos, los occidentales consideran esta actitud como atraso; en el peor, como manifestación de un fundamentalismo opuesto a sus propios valores: la libertad individual como eje de la vida personal y social y, en consecuencia, la negativa a regirse con base en doctrinas religiosas.


No nos confundamos: el sentimiento religioso sigue vivo en Occidente, pero sólo como fenómeno privado. Aunque asistan a la iglesia los domingos, y quizá recen en su casa, los occidentales no esperan que la cosa pública, el gobierno, se rija por las escrituras, ni organizan su vida cotidiana en función de las devociones y otras prácticas religiosas. Incluso una celebración de naturaleza estrictamente religiosa como la Navidad ha ido perdiendo ese carácter para convertirse en una fiesta del consumo y, a lo más, en motivo de celebración familiar.


Sólo la ignorancia explica actitudes y palabras como las del general estadounidense William Boykin, subsecretario asistente de la Defensa, encargado de la inteligencia, quien aseguró que "mi dios es más grande que el suyo" (el de un musulmán) y remachó: "Mi dios es un dios verdadero y el suyo es un ídolo". ¿Podrá ganar la guerra contra el terrorismo quien piensa que está luchando contra Satán, como expresara el mismo general Boykin? Para eso no se necesitan misiles ni tropas, sino exorcismos y agua bendita.


19 mayo, 2004

Parece que a los señores Fillmore, iniciadores del movimiento cristiano Unity (que, aunque fundado a fines del siglo XIX no han tenido tiempo de traducir el nombre), si les dio resultado pedir milagros, como nos enteramos en su página Web:


la curación de tuberculosis de Myrtle , la curación de la pierna seca de Charles, la terminación de sus dificultades monetarias

Afortunadamente, yo no padezco de tuberculosis ni de pierna seca, pero sí me caería bien que se me terminaran mis dificultades monetarias (eufemismo que entiendo por "hacerme rico"). ¿Podré seguir el ejemplo de los Fillmore? Ellos fundaron una revista cuya subscripción en México cuesta 210 mil pesos al año... Pues sí, sólo tengo que encontrarme a un subscriptor de esa calaña para de plano salir de pobre terminar con mis dificultades monetarias.


Por alguna extraña (y quizá injusta) ley de la física, es más fácil ver los errores que los aciertos. Por tanto, es más fácil criticar que analizar (ya no digamos elogiar). Un texto de unas seiscientas palabras puede contener un solo error de ortografía, lo que significa que hay 599 aciertos, y sin embargo, el crítico se clava en la falta y deja de ver la esencia. El hueco, por así decirlo, llama más la atención que todo lo que lo rodea.


Prueba de blogueo

Mi blog, bloguear, leer blogs ajenos se ha vuelto una obsesión. Me siento "en modo de blog continuo", pensando lo que voy a escribir (aunque cuando llego a la pantalla se me olvida todo). En fin, ésta es sólo una prueba de blogueo por imeil.

16 mayo, 2004

Viva la tolerancia


Me entero de la existencia del grupo mexicano "Católicos Anti Montinianos" (CAM), el cual desconoce a todos los papas posteriores a Pío XII y advierte que "todos los caminos conducen al Infierno, con excepción del catolicismo auténtico".


Otra novedad que introducen estos integristas es la clasificación como religión del fetichismo, la francmasonería, el ocultismo, ¡e incluso del ateísmo! Para estos nostálgicos preconciliares, "el 99.999% de la humanidad, por pertenecer a una u otra religión falsa, está en camino de perderse para siempre". Claro, primero señalan el problema y después dan la solución: tomar los sacramentos válidos en alguno de los dos únicos lugares en todo el continente americano donde se administran. Uno de ellos es una parroquia de Guatemala y el otro, orgullosamente nacional, situado en Méjico (con jota, claro, ¿qué esperaban de estos resabios de la derecha delirante?).


La página de marras está situada en uno de esos servidores que ofrecen alojamiento gratuito, con la peculiaridad de que éste lo proporciona sólo a movimientos e individuos que compartan los principios (mayúsculas, por favor) de Dios, Patria, Justicia Social y Familia, todo dentro de la base de un nacionalismo "no sectario ni excluyente". Lástima que no expliquen cómo puede ser no sectaria y excluyente una corriente que se caracteriza precisamente por excluir a todos los infortunados que no compartan el mismo lugar de nacimiento. Pero como ellos mismos aclaran, este servidor "no es un espacio para zanjar disputas sectoriales o menores", por lo que no podremos saber qué malabarismos hacen para "servir al fortalecimiento internacional de la Causa Nacionalista" (está bien, le dejo las mayúsculas del original), si el internacionalismo es precisamente lo opuesto al nacionalismo.


En resumen, le damos cinco estrellas al portal Libre Opinión por su labor tan fructífera en la promoción de la intolerancia y el fanatismo. A los señores del CAM les mandaremos la Historia de las religiones, de Mircea Elíade, para que le den una revisadita a sus textos. Y a nuestros amables lectores, les conferimos la medalla de plata por su paciencia y comprensión ante los desvaríos de este escribidor.


15 mayo, 2004

Ahora entiendo...


Desde un principio me opuse a la invasión de Irak, por razones que yo suponía más humanistas. En principio, el rechazo a la violencia en sí como solución a los problemas; la indignación ante la prepotencia de un lidercillo que cree poder imponer su voluntad en todo el mundo; la preocupación por el deterioro de la situación en el Medio Oriente en general.


Sin embargo, según una prueba de personalidad , resulta que yo soy similar a Saddam Hussein.




¿Será por eso que en el fondo quería defender a quien en realidad es mi alma gemela?



Si el comercio es la religión de la actualidad, la mercadotecnia es su teología, los publicistas sus sacerdotes y los centros comerciales, sus catedrales. O, ¿en que momento la gente dejó de ir a misa el domingo para pasar un día familiar en el mall?

Juego de palabras


Mi general Cárdenas fue secretario de Guerra en el gobierno de Aberlardo L. Rodríguez (en 1933) y después, en 1942, volvió a la misma dependencia, sólo que esta vez con el nombre de secretario de la Defensa. Lo curioso es que en ese tiempo, México se encontraba participando en la única guerra en que ha intervenido en su historia contemporánea, cuando bien se justificaba el nombre de secretaría de la guerra que tenía antes.

No sé en qué momento la "guerra" se convirtió en "defensa", pero ciertamente fue un momento que marca una tendencia a tergiversar el sentido de las palabras; a usar, además, palabras huecas, que puedan llenarse con cualquier significado. Es la victoria del eufemismo sobre el sentido común.


En esa misma tendencia se inscribe el uso de la inteligencia en el sentido de espionaje y, ahora, de información obtenida mediante el espionaje y las actividades encubiertas. Si no me creen, pregúntenle a George, el joven, quien se lanzó en una costosa y sangrienta guerra basándose en su "inteligencia". No, no en su "capacidad de entender o comprender", ni en su "capacidad de resolver problemas" o en su "conocimiento, comprensión, acto de entender", como la define el diccionario (capacidades de cuya presencia en George existen dudas documentadas), sino en la información obtenida mediante sus espías, que le aseguraron, fieles a los intereses petroleros de la familia Bush, que un dictatorzuelo levantino, megalomaniaco y paranoico, hundido en una severa crisis económica, representaba un peligro mortal para el país con mayor poderío militar del mundo.


En fin, después de haber vivido el orwelliano 1984, poco puede asombrarnos que se ocupe militarmente a un país, que se sojuzgue y humille a sus habitantes, se les prive de dignidad y derechos, y que todo esto se haga a nombre de la democracia y de las libertades. Lo que asombra, pues, es que a la secretaría de Guerra no se le haya rebautizado como secretaría de la paz.

Encuentre el error en la siguiente frase:


Por un lío de faldas, un sacerdote católico, que se encontraba en estado de ebriedad, sacó su pistola y mató a balazos al alcalde priísta de Xalpatláhuac, en el estado de Guerrero.


Si necesita más datos, lea la nota completa.


No se ha dicho si los familiares del hoy occiso le pedirán a su victimario que oficie algunas misas por el eterno descanso de su alma.


12 mayo, 2004

Le Monde comenta en su editorial de hoy el horripilante asesinato de Nick Berg, civil estadounidense atrapado en el fuego cruzado que reina en Irak. "¿Cómo pueden pensar que su creador se va a regocijar de ver degollado a un hombre, al grito de ¡Dios es el más grande!?", se pregunta el diario francés, haciéndose eco de lo que hemos dicho una y otra vez en este blog.


Los padres del rehén sacrificado ahora responsabilizan al gobierno de George W. Bush; no en forma abstracta por haber desencadenado la violencia de la que fue víctima su hijo, sino de manera muy concreta. Berg pensaba regresar a casa, después de haber intentado en vano hacer negocios en Irak, cuando fue detenido por la policía irakí (que en la práctica esá bajo las órdenes de la tropa de ocupación). Los irakíes lo transfirieron a las autoridades gringas, que lo mantuvieron cautivo unas dos semanas. Se necesitó que sus padres entablaran una demanda por arresto ilegal para que fuera liberado. Días después fue hecho rehén de un grupo fundamentalista allegado a Al Qaida y, como pudo ver el mundo aterrado, decapitado en "venganza" de las atrocidades cometidas contra los irakíes detenidos en la prisión de Abou Ghraib.


Ahora la Casa Blanca anda diciendo que Berg no hizo caso de las advertencias que se le hicieron para que abandonara el país e, incluso, que no estuvo detenido por los soldados gringos. Van a tener que repetir muchas veces esa mentira para que la gente la crea.


Volviendo al grupo encabezado por el fundamentalista jordano Al Zarkaoui, autor de la atrocidad difundida por Internet, podemos preguntarnos, como se pregunta el mismo Le Monde, cómo es posible que alguien piense que su abominación está justificada por el hecho de que el otro fuera el primero en cometerla. La ley del Talión, que preconiza el "ojo por ojo" y regía en el mundo del Antiguo Testamento, fue abolida por aquel que recomendó poner la otra mejilla. Pretender cobrar un crimen con más sangre, apagar la violencia con más violencia, extinguir el odio con más odio sólo nos lleva al aniquilamiento general, a la barbarie elevada al rango de norma de convivencia.


Un comentario más: Al Zarkaoui llama perro de los cristianos a George Bush. Se equivoca. Aunque Bush es tan fundamentalista como su archienemigo (?) Oussama ben Laden, no puede ser llamado cristiano. Y aunque sepamos que para los musulmanes el epíteto "perro" es uno de los peores insultos, considero que esos nobles animales no se merecen la comparación con el torvo inquilino de la Casa Blanca.


Como siempre me la paso quejando de la basura que recibo por correo electrónico, ahora idearon otra variedad, aun peor: el espam telefónico. Hace unos días recibí una llamada (larga distancia de México), en la que una grabadora me felicitó por haber sido seleccionado y me pidió que oprimiera el número 9.


¿Pueden criticarme por ser tan desconfiado? La voz de la grabación ni siquiera se molestó en identificarse; tampoco me explicó quién y porqué me había seleccionado (mucho menos para qué). ¿Pensarán estos brillantes sacerdotes de la mercadotecnia moderna que basta la curiosidad para que sigamos sus órdenes y quedemos a merced de sus anuncios? Bastante molesto resulta que Telmex me llame cada mes para avisarme que está a punto de vencerse el plazo para pagar, como para que todavía acepte una llamada de este tipo. Tengo entendido que en Europa y Estados Unidos hubo un debate por estas campañas de mercadotecnia por teléfono, por considerarlas violatorias del derecho a la privacía. Finalmente, claro, ganaron los intereses económicos y se permitió legalmente fastidiar a los ciudadanos por teléfono, para bombardearlos con más anuncios. Y ahora, por lo visto, esa modalidad ya llegó a nuestro país. ¡Qué miseria que del primer mundo sólo nos llegue su basura!

11 mayo, 2004

Dice el general Taguba, responsable de haber dado la voz de alerta sobre las torturas en Irak, que eso se debió a "una falta de disciplina y de supervisión". Es probable, pues como han relatado algunos ex prisioneros, los soldados gringos se la pasan tomando alcohol mientras están de guardia.


Sin embargo, yo quisiera aventurar otra explicación, más general. Sabemos que los soldados se entrenan intensamente para el combate; reciben instrucción sobre el uso de las armas y son sometidos a un riguroso entrenamiento físico, amén del adoctrinamiento ideológico que reciben. Es natural: el soldado que va a la guerra debe estar convertido en una máquina de matar --física y mentalmente-- a fin de asegurar la victoria.


Sin embargo, en estos tiempos de guerritas Nintendo, en las que las batallas se libran a través de monitores y computadoras, ¿cómo puede el soldado común saciar su sed de sangre, alimentada y fomentada en meses de arduo entrenamiento? Los gringos llegaron a Bagdad después de una guerra a control remoto, nomás para hacer a un lado los escombros, derribar las estatuas de Saddam y proclamarse vencedores.


¿Cómo no va a ser natural que toda esa violencia acumulada durante meses no busque canales de desahogo, y que los encuentre en el eslabón más débil? Para un soldado gringo que pasó semanas tras semanas en el campo de entrenamiento, el prisionero irakí, identificado con el enemigo, con Ousama ben Laden, los talibanes y al Qaida, no se diferencia para nada con el saco o costal con el que hubiera entrenado. No tiene dignidad humana ni mucho menos derechos. ¿Por qué se asombran, pues, de que sean víctimas del maltrato?

Siento que hay un significado en esto, pero no logro descubrirlo: al tratar de ver el sitio Web de Mensa en México, encuentro que el grupo ya no está activo. ¿Qué querrá decir?

No había llegado a este planeta allá en 1945, cuando después de la guerra el mundo "descubrió" los horrores de los campos de concentración nazis. Pero por mis libros de historia y otros documentos, supongo que la reacción ha de haber sido muy parecida a la actual ante las torturas ejercidas por los gringos contra los irakíes en los centros de detención. "Yo no sabía", "me enteré por la tele", "nunca me lo habría imaginado"... ¿Podemos creerle al junior de Bush cuando nos sale con que no estaba al tanto de las atrocidades cometidas por sus chicos en Irak? ¿Son tan grandes las fallas de sus servicios de "inteligencia" (que, como hemos visto repetidas veces, no son tan inteligentes como pretenden), que el presidente debe esperar a ver las noticias en la tele para enterarse de lo que sucede en el país ocupado bajo sus órdenes?


Por cierto, en Le Monde hablan de "sevicia" al referirse a las torturas infligidas a los detenidos. En francés, esta palabra sólo se usa en plural: "sévices" y se refiere a los maltratos, brutalidades y ultrajes ejercidos contra una persona sobre la cual se tiene poder o autoridad. En español su significado es más general y sólo designa "violencia cruel", sin hacer alusión a la autoridad. Sin duda es una palabra muy útil en estos tiempos.

08 mayo, 2004

Algunos son más iguales que otros


Jueces, magistrados y demás gestores de las leyes humanas ponen en riesgo su cargo, su reputación e incluso su libertad cuando ceden a la tentación de manipular las leyes en favor de alguna persona a cambio de favores, ya sea en especie o en efectivo. Llamamos corrupto a cualquier eslabón de la cadena judicial --desde el juez hasta el carcelero-- que esté dispuesto a hacerse de la vista gorda con tal de recibir la gratificación ofrecida por algún delincuente.


Sin embargo, en sus equivalentes celestiales, a quien tuerce las leyes divinas (o de la naturaleza) en favor nuestro, lo llamamos santo. ¿No hay en esto una especie de doble medida? ¿No hay hipocresía en condenar al magistrado que, a cambio de una suma respetable de dinero, viola el código penal para poner en libertad a un criminal, pero en enaltecer al santo que viola las leyes de la biología para curarnos de una enfermedad a cambio de unas veladoras y unos rezos?


Aun más, ya considerando casos aislados y aplicando las normas humanas, incluso podríamos disculpar al magistrado corrupto, en tanto que se deja sobornar motivado por el amor a su familia y con el ánimo de ofrecerle mejores condiciones de vida. El santo, en cambio, visto desde nuestra perspectiva, actúa por el simple afán de ser venerado y de conseguir en nosotros un devoto más para su causa.


Podríamos suponer, a modo de descargo, que el sistema en que vivimos admite excepciones, debidamente contempladas en sus leyes para que éstas no sean tachadas de arbitrarias. Esta suposición es precisamente la base teórica de la magia: existe un conocimiento secreto que nos permite manipular a la naturaleza a nuestro capricho (o a capricho del cliente). Si es así, el sistema no es arbitrario, sino elitista, en la medida en que supone una ventaja para quienes estén iniciados en sus misterios.


Esto tira por la borda la igualdad del hombre ante las leyes, tanto humanas como naturales. Hay un poder que está por encima de ellas, el dinero o el conocimiento. Pero uno y otro no están al alcance de todos, como bien sabemos. Es un engaño, por lo tanto, pretender que todos tenemos las mismas oportunidades en esta vida. Al menos pretenderlo en el marco de la civilización en que vivimos. No abogo, no obstante, por el derrocamiento de nuestro sistema. Esto es imposible, sobre todo desde una tribuna tan modesta como ésta. Más bien, trato de explicarme a mí mismo, como quien piensa en voz alta para aclararse sus propias ideas, a qué se deben tantas evidentes injusticias como vemos a nuestro derredor. Y también, por mera curiosidad intelectual, me gustaría saber en qué momento el pensamiento mágico, que creímos derrotado en la batalla de la Montaña Blanca (1620), le ganó la partida al pensamiento racional.


07 mayo, 2004

Adiós, amigos



La noticia del día, las verdaderas sacudidas en la prensa no nos vienen por la revelación de las torturas perpetradas por los "liberadores" de Irak, ni por el enfrentamiento diplomático-verbal entre México y Cuba (ni siquiera por la promesa contenida de invasión gringa a la isla, digo, "liberación"). No, la verdadera nota del día es el capítulo final de la última temporada de Friends.



En efecto, la tan esperada reanudación de las relaciones entre Ross y Rachel tuvo más rating que la aparición del Bush en la televisión árabe para explicar que la tortura "no es "parte de la cultura de Estados Unidos". Espero que en su transmisión al mundo árabe, esta emisión haya tenido por lo menos subtítulos, pues el presidente gringo obviamente habló en inglés, con ese acento de no despegar los labios, y a ver quién diablos le entendió sus aclaraciones.


No creo haber matado el encanto de esta serie para sus millones de seguidores, al haber revelado el final de Friends. Primero, porque era obvio, era lo que todos deseaban (deseábamos, pues) y la verdadera sorpresa hubiera sido lo contrario. En este caso, los ejecutivos de la Warner se sintonizaron con el deseo popular y reunieron a la pareja principal del programa, después de que se anduvieron rondando durante diez años. Además, el final fue nota de primera plana en la prensa gringa y, en esta era de globalización, sería ingenuo pensar que los verdaderos fans de la serie no están al tanto de sus ires y venires a través de Internet.


Por lo mismo, es absurdo que en la televisión mexicana de paga se haya programado el final para dentro de dos meses, cuando la gente tendrá la mente ocupada en otras cosas. Dado el éxito de la serie, ¿no hubiera sido mejor haber programado la transmisión de los episodios de la última temporada al mismo tiempo que en la televisión gringa? No me vengan con que se tardan mucho en subtitularlos. Ése es un proceso que no llevaría más de tres o cuatro días, y sabemos que los programas se graban con varias semanas (incluso meses) de antelación a su difusión. Éste hubiera sido un buen homenaje a una de las series más exitosas de la televisión, quizá la única, después de la genial de Seinfeld, en concitar una audiencia tan descomunal en su episodio final.

02 mayo, 2004

El secreto de la magia


Continuamente nos asaltan los sentidos con la oferta de hacernos ricos, bellos y jóvenes "como por arte de magia". Con este argumento nos quieren vender pastillas, ungüentos, fajas, aparatos de ejercicio de todo tipo (electrónicos y manuales), transplantes de pelo y, como vi recientemente en la televisión, almohadas magnéticas.


Nuestra mente racional, por supuesto, rechaza esos productos pero, ¿qué hay de nuestra mente irracional? ¿Qué parte de nosotros siente el impulso de tomar el teléfono y pedir el artículo mágico? ¿Quién no se pone a fantasear con la idea de perder 20 kilos "en tan sólo cinco semanas", verse diez años más joven o tener un cuerpo de concurso con "sólo ejercitar cinco minutos al día durante veinte días"?


Es un misterio, como todo lo que concierne a la magia, y eso lo saben los vendedores, por eso lo anuncian así, porque saben que no podemos oponer argumentos racionales a algo tan irracional. Entonces, ya que estamos en el terreno de la magia, debemos adoptar la mentalidad del ocultismo para entender lo que está pasando.


El ocultismo es un concepto muy amplio que abarca los estudios de alquimia, astrología y magia. Ésta, a su vez, se basa en la cábala, la cual tiene una manifestación en el tarot. El ocultismo es una manifestación típicamente occidental y es bastante anterior a lo que ahora se llama New Age, si bien en este movimiento encontramos muchos elementos ocultistas, como la astrología.


Los elementos de estas tres ciencias (alquimia, astrología y cábala) tienen relaciones y correspondencias que nos permiten entenderlos más a fondo. Por ejemplo, en astrología, la magia está relacionada con el signo de Capricornio y el planeta Saturno. Esto significa que, si conocemos este signo y este planeta, podremos hacer magia. En efecto, la imaginería tradicionalmente asociada a los magos y brujos está tomada del simbolismo de Capricornio y Saturno, como el color negro, los gatos negros, la casa en la punta de una montaña donde vive el brujo, los huesos, el diablo y un largo etcétera que no vendría al caso so pena de parecer pedante.


Una caracterísitca de Saturno es el tiempo; de hecho, su nombre griego es Cronos, el dios del tiempo. Por eso Saturno se relaciona con el tiempo, aunque más bien con los aplazamientos, las demoras y los obstáculos que encontramos para alcanzar nuestras metas. Esto podría ser el lado negativo de Saturno; por el lado positivo encontramos la paciencia y la perseverancia, así como la frugalidad y la abstinencia.


Así que ahí lo tienen: si quieren ser ricos y verse jóvenes y bellos, "como por arte de magia", apliquen las virtudes saturninas. Tardarán años en lograrlo, pero al parecer es la única manera realmente mágica.

01 mayo, 2004

El hermano mayor ante la competencia


Los mismos ejecutivos de Televisa habrán de reconocer que, en su enésima edición, el Big Brother languidece tristemente entre el desinterés del respetable. Muy poco atractivo resulta sentarse a oír los "sesudos" comentarios que puedan hacer los actorcillos y cantantetes sobre la vida, la moral, la política. El morbo de verlos continuamente (quizá en espera de sorprenderlos en alguna escena íntima) muere de inanición con la insipidez de un montón de chavos sentados en la sala, hablando de intrascendencias.


Esto me recuerda una aguda respuesta que dio un maestro a la pregunta sobre las posibilidades de la lectura del pensamiento, la telepatía y otras habilidades parapsicológicas. El interlocutor decía que, con práctica y estudio, era posible llegar a leer la mente de los demás. Entonces el maestro le repuso: "¿Y qué espera encontrar en la mente de los demás? Vea la suya propia y sabrá lo que hay en la de los demás." Este maestro era muy propio y no se atrevió a responderle en una forma más directa, pues hubiera sido brusca, o sea, ¿para qué quiere uno andar viendo las pendejadas que traen los otros en la cabeza?


En efecto, observar la vida propia es necesariamente más interesante que ver la ajena. En todo caso, más importante, en la medida que es la que nos toca vivir. Observar a la gente que nos rodea, observarnos a nosotros mismos, nuestras reacciones... eso nos enseñará lo que somos y nos irá haciendo dueños de nuestros actos (sobre todo porque nuestros actos no son más que reacciones a los de los demás).


Y como clavo adicional en el ataúd del hermano mayor --y que supongo que Televisa no previó-- está la abierta competencia de los videoescándalos, ese lamentable episodio de la vida nacional en el que se encuentra empantanado el país. ¿Qué escena de la casa del Big Brother puede competir con aquella ya consagrada en nuestra imaginería, de René Bejarano metiéndose los fajos de billetes en las bolsas del saco? ¿Qué relación entre sus habitantes podrá superar en turbidez la que une a Chayito Robles (el símbolo sexual de la política mexicana de los noventa) con Charly Ahumada? ¿Qué desenlace puede prometernos el Big Brother que opaque al que podemos esperar para el 2006?


No obstante, viendo a la Veritos desgañitarse lastimosamente para encender los ánimos del público, y viendo las porras y las pancartas que llevan los seguidores de los habitantes de la casa, pensamos que quizá el IFE podría recoger con provecho algunas ideas para hacer del escrutinio del 2006, y de todo el proceso previo, un espectáculo realmente del pueblo.


Por ejemplo, podría instalar cámaras permanentes en la casa de todos los aspirantes a la silla, para que el público pudiera seguir sus evoluciones las 24 horas del día. Así nos enteraríamos si Creel efectivamente es totalmente Palacio o si en la intimidad de su hogar anda de camiseta y con la panza de fuera. Quizá descubriríamos que el Peje habla de corrido y sin acento cuando se siente en familia. O, con un poco más de suerte, nos enteraríamos de los verdaderos motivos que pueda tener Betito Madrazo para aspirar a la presidencia (no, no estoy sugiriendo que sólo quiera cubrirse las espaldas; no me consta nada, pero, ¿qué tal si...?)


Dado el altísimo costo de nuestra democracia (¿en cuánto creen ustedes que salga la credencial y el padrón con fotografía a color?), se podría adoptar la modalidad del voto por teléfono al 1-900. Así, los partidos, en lugar de andar dilapidando fortunas en las campañas --y por lo cual luego son multados y obligados a pagar aun más-- podrían allegarse fondos que, bien administrados, aliviarían el hambre en las llamadas "zonas deprimidas". Asimismo, con cada llamada los votantes entrarían a un sorteo, cuyo premio podría ser un viaje a Cuba a bordo del jet privado de Charly Ahumada. Éstas son sólo algunas ideas al vuelo y seguramente habrá tiempo de irlas puliendo. Se aceptan sugerencias.