01 febrero, 2005

Los iluminados comunes

Cándido Grzybowski, del Instituto Brasileño de Análisis Socio-Económicos y uno de los más activos organizadores del Foro Social Mundial, se queja por la iniciativa de algunos "iluminados habituales" de presentar lo que llamaron el manifiesto de Porto Alegre. Y explica su molestia: "Apelar a las celebridades, a los iluminados habituales, contradice la metodología del foro, que reposa en propuestas que emanan de una gran participación de la base. Eso equivale a la vieja manera de hacer política."

¿Quiénes son estos iluminados habituales? Entre otros, José Saramago, que lo mismo obtiene un premio Nobel de literatura por su espléndida obra que opina de los temas más dispares, Alfredo Pérez Esquivel, también premio Nobel pero de la paz, Eduardo Galeano, chile de todos los moles, Bernard Cassen, ya mencionado en este blog por sus geniales propuestas para contrarrestar la hegemonía del inglés, y otros nombres, hasta en número de diecinueve, que igualmente solemos encontrar en cuanto manifiesto, propuesta o iniciativa "de avanzada" se presente en cualquier rincón del mundo.

La molestia no es banal. Si en principio el Foro Social Mundial se niega a emitir una declaración final, con miras a no dejar fuera de ella a ninguna de las corrientes participantes en el cónclave de Porto Alegre, ¿a título de qué vienen estas luminarias a querer señalar caminos, dictar consignas o, peor aun, "mandamientos" como dicen los mismos signatarios?

La pregunta va más allá: ¿quién tiene la representación de los jodidos? ¿Quién puede hablar en su nombre? ¿Cómo nos viene un acolchonado intelectual francés a decirnos cómo manejar nuestra miseria? Por más que las doce propuestas para el otro mundo posible tengan relación con las necesidades y demandas de los pueblos más desfavorecidos del planeta, no es justo que dos puñados de celebridades les vengan a arrebatar el micrófono y a querer hablar a nombre del 80 por ciento de la población mundial.

Hay otro motivo de queja. Dada la coincidencia de la presentación del manifiesto con la celebración del foro, no será difícil que la gente piense que se trata de un documento "oficial" y que esos doce puntos constituyen ya el programa del altermundismo. Me van a decir que nadie es tan estúpido para confundirse de ese modo, pero si no creen en esa posibilidad, ¿como es que La Jornada, en el artículo que le dedica al tema, subtitula "Propuestas del foro" a los párrafos dedicados a hablar del manifiesto?

La razón que adelantaron estas luminarias para presentar su proclama —incluso antes de que concluyera el foro, como temiendo que no los dejaran hablar— fue que de esa manera la cita de Porto Alegre contará con una base para pasar a la acción política y superar la simple fase de discusiones y críticas al neoliberalismo. Sin embargo, no tenemos antecedentes de que un documento elaborado en el gabinete de unos cuantos intelectuales sea capaz de movilizar a las masas. Salvo, claro, el Manifiesto comunista, pero no creo que nadie quiera seguir por ese camino.

En fin, desde hace varios años se ha venido formando lo que algunos llaman el radicalismo chic y que podemos entender como el gracioso apoyo que otorgan algunos miembros de la intelectualidad a las causas sociales "de moda", ya sea en la forma del peregrinaje a la selva lacandona en busca del subcomandante Marcos o, ahora, en la participación de estas celebridades en el Foro Social Mundial.

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