14 diciembre, 2004

De la confusión mental y otros horrores

Aunque tenía referencias de la Sociedad Española de Investigaciones Parapsicológicas, nunca había tenido la oportunidad de toparme cara a cara con su sitio Web. Claro, primero tendría que confesar mis prejuicios, no sólo de fondo, sino también de forma, antes de analizar lo que ofrecen estas páginas.


De entrada, tengo que decir que estoy convencido de que la lengua es el reflejo del pensamiento. No concibo que alguien que se expresa en forma confusa pueda tener claras las ideas. Asimismo, me parece síntoma de la más evidente incultura el hecho de desdeñar las normas de ortografía, al grado de ni siquiera tomarse la molestia de pasar un documento por el corrector ortográfico que, a estas alturas, se encuentra disponible hasta en el más humilde procesador de textos. Porque, ¿cómo viene una persona a decirme que es un dedicado investigador, de fenómenos normales o paranormales, para el caso es lo mismo, si su forma de expresarse y de redactar revela que no tiene ni el más mínimo contacto con los libros y la palabra impresa? ¿Cómo cree alguien que vamos a respetar sus calificaciones académicas, si lo primero que hace es decirnos “como usar la WEB” (sic), “para acceder a unas explicaciones muy senzillas del manejo de la web” (resic) o que nos invita a “date de alta para entrar. Podras crearte una” (recontrasic)? Y, para empezar,¿qué
telaraña mental han de tener estos individuos, para no saber siquiera el género al que pertenece su sociedad? En algunas partes la llaman “la SEIP”, pero en otras vemos que nos instan a “unirnos al SEIP”. Y, de hecho, el nombre de dominio de su engendrito es, precisamente, “elseip.com”. ¿Será que por andar investigando cosas para anormales descuidan algo tan normal como el género gramatical?


En fin, a diferencia de otros blogueros que dedican sus esfuerzos y tiempo a refutar punto por punto las pretensiones de estos charlatanes con disfraz de investigador, a mí me parece una pérdida de tiempo la pretensión de ganar almas para la causa racionalista. En primer lugar, porque siento que se le predica a los convencidos. Los clientes de sitios como el de la citada SEIP, de Jaime Mausán y demás vivales que se dedican a exprimir bolsillos ajenos a base de explotar miedos, jamás frecuentan aquellas páginas en las que el afán es fomentar el pensamiento crítico, combatir patrañas y supercherías y desenmascarar charlatanes. Aun en el improbable caso de que cayeron en tales páginas, los seguidores convencidos simplemente no las leerían; y aun si las leyeran, lo harían convencidos de que están frente a un calumniador. Por una razón muy simple: el que se mete a Internet en busca de ovnis y técnicas de levitación, lo que quiere es encontrar a quien lo conforte en la idea de que sus afanes son correctos, no a quien lo contradiga (algo que también podemos ver en el mundo real).


Queda la posibilidad, improbable, eso sí, de que nos lea alguien realmente inocente, que busque información imparcial y que esté tratando de formarse su propio juicio. Ésta sería la única justificación del empeño no de exponer la neta del planeta, sino de invitar a la gente a que piense por sí misma, a que razone y a que se documente antes de aceptar en forma acrítica cuanto embuste le sea lanzado con el fin de abrirle los bolsillos.

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