03 julio, 2006

Reflexiones postelectorales

Resulta lamentable la actitud de los punteros en la elección mexicana. Uno y otro están montados en su macho y se niegan a bajarse. López Obrador, más claro, prácticamente insinuó que respetaría los resultados anunciados por el IFE si le fueran favorables; en caso contrario, exigiría la revisión minuciosa, “voto por voto”. Fecal no quiso pronunciarse claramente ni en un sentido ni en otro; él simplemente insiste que ya ganó y se niega a contemplar cualquier otra posibilidad.

¿Y la civilidad? ¿El respeto a las instituciones? El IFE se cansó de repetir su exhorto: nada de cifras y especulaciones antes de los resultados oficiales. Como si hubiera dicho lo contrario.

Una duda que le dejo a los expertos en estadística, sociología o mapachería electoral. ¿Realmente la pasada de charola del Panal le dio tan buenos resultados? ¿Más del 4% en el congreso y menos del 1% en la presidencia? Resulta sorprendente que haya habido tanta gente impresionable y susceptible a ese mensaje. “Uno de tres”, no seas malito, ándale, qué te cuesta. Obviamente, nadie ha de conocer el nombre de los agraciados en este sorteo. ¿Quiénes son los candidatos panaleros al congreso? Si el aspirante a la presidencia pasó tan desapercibido, sus acompañantes simplemente quedaron en el anonimato.

Y otra pregunta nomás por joder: ¿de dónde sacaron eso de la "jornada de extraordinaria participación"? Un 40% de abstencionismo le da la verdadera victoria al partido de los desencantados, con amplio margen sobre el 36% de Fecal y el 35% del Peje.

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