15 septiembre, 2012

No es lo que parece

Llega la señora de desahogar sus diligencias en la calle y encuentra al marido en pleno ayuntamiento carnal con la asistente doméstica. Ni la postura de ella ni los gemidos de él se prestan a equívoco: frente a los ojos desbordados de la pobre mujer, encima de la lavadora de ropa, su marido está consumando el acto que, al menos en teoría, había prometido realizar exclusivamente con ella.

Sorprendido en plena faena, el deshonesto cónyuge sólo alcanza a exclamar:
­–¡No es lo que parece!

Ah, vaya; esas palabras tranquilizan a la ingenua cornuda. Si ella supiera más, si conociera más a su marido, quizá si hubiera leído más libros o, cuando menos, si se paseara con más frecuencia por la Wikipedia, ella sabría que, pese a que sus ojos le dicen que su esposo se está cogiendo a la sirvienta, no es así, pues como lo asegura el infiel consorte, “no es lo que parece”.

La mujer ve lo que inequívocamente parece un acto sexual, pero si el marido le asegura que “no es lo que parece”, entonces debe de ser otra cosa. ¿Toma de temperatura vaginal? Es probable; la ignorancia no conoce límites y más vale ni buscarlos.

No son sólo los esposos mancornadores los que necesitan explicarse, obviamente. Lo más común es que sean los políticos, o aun mejor, sus asistentes, los que se dediquen a la exégesis de declaraciones precipitadas e irreflexivas. Por ejemplo, y ya que hablábamos de maridos infieles, me viene a la memoria el caso de Quique Peña Nieto, quien recientemente declaró, para gran consternación de sus patrocinadores, que “un presidente no tiene amigos”.

¿En serio? ¿Quiquín apenas recibió su credencial de presidente electo y ya se quiere desligar de quienes lo ayudaron a comprarla? ¿No piensa devolver los favores recibidos? La angustia ha de haber causado más de una diarrea en quienes, habiendo abierto generosamente sus arcas para beneficiar a quien creían su amigo, ahora veían que el ingrato les salía con que si te he visto, ni me acuerdo. Otros habrán reaccionado con ira y hasta lo han de haber borrado de sus amigos en Facebook.

Para tranquilizarlos, el Quiquirrín declaró posteriormente que sus palabras “no eran lo que parecían” o, como suele decirse, que no dijo lo que dicen que dijo y que, si lo hubiera dicho, en todo caso no quiso decirlo así. Según dijo, lo que Quique quiso decir cuando dijo que un presidente no tiene amigos es que, más bien, un presidente necesita aliados. ¿Se habrán tranquilizado con eso sus patrocinadores? Quién sabe. La verdad, con esa declaración no parece retractarse de la anterior. Sus “amigos” estarán muy al pendiente de sus pasos y seguramente querrán cobrarle el favor tan pronto se siente en la Silla del Águila. No vaya a ser que, con tanta confusión que trae en la cabeza, luego se le olvide cuánto le debe a cada uno.

14 agosto, 2012

Una caravana inoportuna


A Javier Sicilia se le podrá acusar de muchas cosas, pero nunca de tener sentido del “timing” político. Este domingo 12 de agosto lanzó una caravana que durante un mes recorrerá 25 ciudades de Estados Unidos con el fin de sensibilizar a la opinión pública estadounidense sobre la violencia en México. Ya que las armas con que se practica esa violencia provienen del norte, pues lo lógico era llevar ahí el movimiento de concientización, ¿no creen?

En serio, ése es su razonamiento. Un centenar de turistas mexicanos, apoltronados en autobuses durante treinta días, logrará lo que ningún movimiento autóctono ha podido hacer desde que se tiene conciencia de la peligrosidad de las armas: derrotar a la poderosa Asociación Nacional del Rifle e imponer controles estrictos a la venta y posesión de armas de fuego.

¿Qué decíamos del “timing”? Ah, sí. Es difícil entender por qué eligió precisamente este momento para irse a turistear a Estados Unidos a cargo de los donantes de su Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad. De hecho, no podría haber elegido peor momento. En Estados Unidos únicamente va a importunar al de por sí acosado Barack Obama, que se esfuerza por retener la presidencia, no ante su rival republicano, un Mitt Romney que no despierta el entusiasmo de nadie, sino ante su propia imposibilidad de enderezar la economía de su país, único parámetro por el que lo van a juzgar los electores a la hora de las urnas.

Nadie en su sano juicio se enfrentaría a los poderosos grupos de presión que defienden el derecho de poseer y portar armas en plena campaña electoral. ¿Impugnar un derecho que para algunos les fue concedido por el mismísimo Dios? No, gracias. Obama prefirió apoyar el matrimonio homosexual antes que echarse en contra a los rifleros. Suponer que Obama va a actuar bajo la presión de un puñado de activistas extranjeros no es pecar de optimismo sino de estupidez.

¿Y en México? En México el momento es de defender la democracia ante la (al parecer) inevitable imposición que se nos quiere hacer, con un presidente más espurio de lo que fue el mismo Felipe calderón (y eso ya es decir). Quejarse de que los gringos les anden vendiendo armas a los narcos en estos momentos está tan fuera de lugar que podría interpretarse como una estrategia de distracción.

En fin, quizá esa caravana y este blog cumplan con el mismo propósito: no van a cambiar en nada las cosas, pero al menos sirven de desahogo.

02 enero, 2012

Para empezar el año

Ayer me habló mi primo Ramiro para felicitarme por el año nuevo. Sabiéndolo cliente de cuanta teoría catastrofista y conspiratoria se le cruza, aproveché para preguntarle si ya se estaba preparando para el fin del mundo que supuestamente nos tenían prometido los mayas desde hace siglos.

–Es absurdo eso–, fue su inesperada respuesta. –Lo que termina el 21 de diciembre de 2012 es solamente un ciclo del calendario maya, obviamente para empezar otro.

Me asombró oírlo tan racional

–Claro, primo, con todo esto hay que ser racionales–, agregó–. Además, 2012 es un número muy malo para que se acabe el mundo. Ni es número cerrado, ni capicúa... su suma es 5, que no tiene nada de aterrador. Si fuera 8, por ejemplo... O todavía 13. ¿Pero 5? ¿A quién se le ocurrió que podría significar el fin del mundo?