30 noviembre, 2007

Explicación no pedida

El autor estuvo ausente de estas páginas todo el mes de noviembre, ocupado en su empeño de llegar a la meta del novelatón organizado en un sitio Web. Eso le impidió pronunciarse acerca de algunos jugosos acontecimientos de estos días, desde el escándalo del Arca de Zoé, que por lo menos revela la mentalidad colonialista que sigue privando en ciertos países civilizados, hasta el “¿Por qué no te callas?” de un monarca peninsular contra un dictador caribeño, cuyo análisis constituye un acto de equilibrismo, pues el autor no quisiera dar la impresión de que defiende a un dictador majadero si se pone a criticar al rey, pero tampoco aprueba la altanería de un rey que pierde los estribos ante la impertinencia de quien sigue considerado como “súbdito”.

El Mussolini venezolano, claro, da para mucho más y la prensa extranjera seguramente está agradecida de su existencia, pues cada vez que salta a la palestra su batracia figura hace correr los proverbiales ríos de tinta. Su más reciente aparición en los titulares fue con motivo de haber sido rescindidos sus servicios de mediador ante los guerrilleros colombianos, con quienes pretendía llegar a un acuerdo que permitiera la liberación de los casi cincuenta rehenes capturados por las FARC. Por considerar que se había saltado las trancas y le había dado legitimidad política a los guerrileros (denominados ahora terroristas para agradar al patrón en Washington), el presidente colombiano, Álvaro Uribe, consideró preferible prescindir de los buenos oficios del desbocado mediador.

A pocos días de que se realice en Venezuela un referendo cuya aprobación convertiría a ese país en socialista (¿Socialista, dijo? ¿No se llamaban así también las desaparecidas repúblicas del inviable bloque soviético?), el éxito de la mediación chavista hubiera sido un espaldarazo a su política y un buen empujón en las urnas. Pero ahora el tenebroso inquilino del palacio de Miraflores tratará de sacar ventaja de su infructuosa gestión y la cubetada de agua fría que le lanzó Uribe ahora será aprovechada para tener un enemigo designado que galvanice el nacionalismo venezolano en torno a su persona.

En todo caso, el autor admite que su capacidad de análisis está rebasada por la siguiente pregunta: Si el presidente Hugo Chávez ha podido mantenerse gracias a que reparte generoso los ingresos petroleros, que desde hace tiempo son substanciales debido al elevado precio del barril, ¿qué ha hecho el gobierno mexicano con esos ingresos adicionales?

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