18 abril, 2007

Apostilla

Más consternante aun que el hecho de que un estudiante tome un arma y dispare contra sus compañeros en la misma escuela, es que ahora la comunidad surcoreana de Blacksburg —y en especial los estudiantes de ese origen en el Politécnico de Virginia— esté preocupada por la posibilidad de ser el blanco del odio de los demás.

En la mentalidad racista que prevalece en la sociedad estadounidense, que el atacante haya sido surcoreano vuelve sospechosos a todos sus connaciales. Es la misma reacción, claro, que se produjo tras los atentados de 2001, cuando a los ojos de los gringos todos los musulmanes se convirtieron ipso facto en terroristas.

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