Gane quien gane las elecciones de noviembre en Estados Unidos, el próximo presidente será miembro de una minoría desdeñada: si Obama, por ser negro (okey, mulato, pero de todos modos él se considera negro); si McCain, por viejo pues, a los 72 años que cumplirá el 29 de agosto, sería uno de los presidentes más ancianos que haya tenido ese país.
¿Minorías desdeñadas? ¿Y el movimiento por los derechos civiles de los años sesenta y la correspondiente ley que se promulgó ese año? ¿Y desde cuándo los venerables miembros de la tercera edad (en Estados Unidos los llaman senior citizens, es decir, ciudadanos más viejos, si nos atenemos a la etimología de senior, comparativo de senex, viejo) forman una minoría desdeñada?
Reconozcámoslo: al menos en los medios de comunicación, los viejos no existen. Y si aparecen, es sólo para anunciar remedios contra la disfunción eréctil y otros achaques de la edad. El sector que rifa en nuestros tiempos es el juvenil, pues de alguna manera éste ha acaparado el poder de compra y, por tanto, constituye el blanco más apetecible de la mercadotecnia.
La edad pesa en un mundo diseñado para ser joven. John McCain, consciente de ese fenómeno, se autodefinió como “neandertal” en materia de computación, pues confesó que no es capaz siquiera de usar el correo electrónico. Sí, al parecer la tecnología está dirigida a los jóvenes (y también monopolizada por éstos: Bill Gates fundó Microsoft a los 19 años) y, haciendo a un lado el hecho de que se ha vuelto la marca de nuestra civilización, sería de dudarse que un analfabeta informático confeso como McCain pudiera ser considerado el abanderado de un país que se jacta de señalar los nuevos rumbos de la tecnología.
Barack Obama, por su parte, es cliente de la Blackberry y, a los 47 años que cumple este 4 de agosto, sería uno de los presidentes más jóvenes de Estados Unidos, en caso de que el color serio de su piel no le impida llegar a la Casa Blanca. ¿Realmente sería un impedimento? Eso es lo que se va a jugar en estas elecciones: la demostración de que la sociedad estadounidense realmente considera que su origen africano no afecta su capacidad de dirigir a un país que se está viniendo abajo debido a las desastrosas políticas del actual titular de la presidencia (de nombre George W. Bush, otro analfabeta informático de 62 años de edad, que se la quiso sacar diciendo que él sí sabía usar “las Internets”).
Los simpatizantes de McCain, claro, afirman que no es necesario que el veterano senador de Arizona atienda personalmente su página de Facebook para dirigir al país; para eso, señalan, están los asistentes. Por lo demás, observan también que, por razones de seguridad, no es conveniente que él mismo se ocupe de su correo, electrónico o en papel. Pero por lo menos podría pedírsele mayor sensibilidad hacia la gente que se la pasa en línea 16 horas al día y que evitara comentarios como el que tuvo hace dos años en Carolina del Sur, cuando dijo que era importante comunicarse con los blogueros, “por doloroso que fuera”. Claro, eso no le impide tener su propio blog, pues seguramente algún asesor se lo ha de haber sugerido (y algún asistente se lo mantiene, of course).
¿Qué tan comprensivo es Obama con los blogueros? Él no se ha pronunciado específicamente al respecto, pero también tiene su blog y su página en cuanta comunidad en línea pueda imaginarse (ésta es la de Facebook).
En fin, las cosas se resumen en negros contra viejos, en geeks contra neandertales, en una minoría contra otra. No es poco lo que está en juego, pues el resultado de esta confrontación habrá de afectar a todo el mundo. Quizá mi primo Ramiro tenga razón y nos debería de dar chance a todos de votar en esas elecciones.
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