Nunca he creído en los extraterrestres. Es decir, en el hecho de que nos visiten ni en todas las especulaciones que de ello se derivan. Los avistamientos siempre son sospechosísimos de fraude: fotos borrosas que buscan su justificación en el nerviosismo de quien las toma, sitios siempre en despoblado, condiciones de muy poca luz y, en especial, muy discutible credibilidad de los "avistadores".
Quienes pretenden la veracidad de estas visitas alegan que los extraterrestres no se muestran en público para "no perturbarnos" y ponen de ejemplo a los naturalistas que estudian las condiciones de vida de los animales, tratando de no interferir en su ambiente. Pero si estos alienígenas son tan inteligentes para viajar millones de años luz y darse cuenta de la necesidad de mantenerse ocultos, ¿no son capaces de ver las perturbaciones que causan sus apariciones selectivas? Si nos están estudiando, sería de esperarse que ya hubieran aprendido algún idioma terrestre y, de ese modo, enterarse de la histeria que producen, de los charlatanes que alimentan y de las patrañas que se tejen en su torno. ¿Qué perturbaciones o interferencias están evitando manteniéndose fuera de la vista del gran público?
Está además el fenómeno de los contactados, si se me permite lastimar la sensibilidad del lector con esta horrible palabra. De por ahí sale un individuo que afirma haberse comunicado con los extraterrestres y tener "un mensaje muy importante para la humanidad". De este modo se viene a poblar la maraña de sectas que tratan de calmar las angustias existenciales. Así como antes el hombre tenía el recurso de lo divino para encontrar consuelo, ahora éste se busca en un mundo que nos vigila, en la noción de que hay alguien que vela por nosotros, ya no un dios, dado el fracaso de las iglesias contemporáneas, sino un alienígena, más acorde con el espíritu tecnológico que permea nuestros tiempos.
También tenemos el fénomeno de las conspiraciones: no sólo nos visitan los alienígenas, sino que existe toda una conspiración mundial para ocultarlo. ¿Por qué? Por razones políticas, económicas, militares, vaya usted a saber, el caso es que el gobierno no quiere que sepamos. Este fenómeno, por fortuna, casi es privativo de Estados Unidos, cuya paranoica sociedad vive asediada por el miedo a todo lo diferente y, ¿qué más diferente puede haber que un alienígena?
No podemos dejar de mencionar las teorías que quieren explicar el surgimiento de la civilización por influencias extraterrestres. El hombre, aseguran los defensores de esta idea, hubiera sido incapaz de levantar las pirámides de Egipto, de descubrir por sí mismo la agricultura y la domesticación de animales o de frotar dos palitos para producir fuego. Y de esto extraen una conclusión que viene a ser una verdadera bofetada para la autoestima de la humanidad: todo eso no pudo más que ser obra de alienígenas.
Dentro de esta corriente se produce otra aun más aberrante: los dioses son la percepción del hombre antiguo de los extraterrestres, de ahí que siempre se hable del cielo como de su morada y se les atribuyan poderes sobrehumanos. Pero, si ya nos dijeron que el hombre es tan inútil que no hubiera podido civilizarse por sí mismo, ¿no podríamos pensar que se sentía tan desamparado que tuvo que inventarse el concepto de dios?
No tengo elementos para negar la existencia de los extraterrestres. Pero estoy seguro de que nadie los tiene para probarla sin lugar a dudas. Y, mucho menos, para asegurar que los alienígenas nos visitan, que tienen nexos inconfesables con algún gobierno o que vienen a enseñarnos a vivir. Admito, ya que estamos en la hora de las confesiones, que fui seguidor de Los expedientes secretos, que me emocioné con Encuentros cercanos y que me cautivó la trama de Taken. Pero en ningún momento hallo visos de verdad en estas expresiones de la fantasía humana. En este ámbito del arte, me quedo con el mensaje de Contacto: el contacto con los alienígenas es una manifestación de nuestras aspiraciones, de nuestros deseos y, como también vimos en Taken, de nuestros miedos.
A fin de documentarme, el otro día vi en el canal Infinito un programa que se llama Guía extraterrestre o algo así. Consiste en una serie de tres o cuatro documentales breves, en los que se recrea el trabajo de los investigadores de avistamientos. No quiero abusar de las comillas, por lo que solicito del amable lector que, cada vez que vea aquí las palabras investigador o investigación la ponga no sólo entre comillas, sino muy en duda. Permítanme hacerles una sinopsis de una de tales investigaciones.
Una niña de la ciudad de México afirma haber visto en el espejo de su recámara el reflejo de un ser que atisbaba por la ventana. Ya que ella vive en un piso alto, no era posible que se tratara de un simple transeúnte. El ser, pues, no podía más que ser un extraterrestre. La madre de la niña se puso en contacto con el investigador, el cual acudió a su domicilio. El documental se inicia en el momento en que la señora abre la puerta y entra el investigador.
Escuchamos el relato de la niña, ilustrado con tomas de su recámara y de la ventana vista desde la calle (para demostrar que está muy alta y que no hay ningún alféizar en el que pudiera pararse ninguna persona). Con esto, el investigador establece una hipótesis de trabajo tentativa: se trata de un extraterrestre.
Después, el investigador saca un libro ilustrado con descripciones de extraterrestres recopiladas por algún vivales que vio la posibilidad de ganarse un billete rápido vendiendo ese álbum de estampas. Y como si estuviera en la comisaría de policía, la niña recorre los dibujos para identificar al alienígena que la estuvo fisgoneando. Finalmente señala a uno de ellos curiosamente muy similar a los que salen en Contactos cercanos, con lo que el investigador da por terminado su trabajo y pronuncia el veredicto: en efecto, tal como lo pensaba desde antes de llegar, tal como lo quería, tal como lo requerían las necesidades del programa de televisión, el reflejo que viera la niña en el espejo es de un extraterrestre. El documental termina con los créditos y agradecimientos correspondientes.
Quizá alguien podría reprocharme que debería documentarme en fuentes más serias. Pero, tratándose de extraterrestres, ¿quién es serio?