21 mayo, 2006

De misterios prosaicos

Parece que los fanáticos nunca aprenden. Cuantas veces se han opuesto a la libre expresión de las ideas, aun las más descabelladas e idiotas, su oposición sólo ha servido para promover la curiosidad y el morbo general por aquello que es objeto de sus odios.

Lo mismo está pasando ahora con la película de El código Da Vinci. Todas las declaraciones de la Iglesia en su contra, de las organizaciones católicos y cristianas, de jerarcas y laicos por igual sólo han atizado el interés por ver la película.

Pero eso no ha sido todo. No han faltado idiotas que confundan la irritación de la Iglesia por el falseamiento de sus verdades fundamentales con el temor a que se revelen no se sabe qué obscuros secretos. Es decir, la actitud de la Iglesia logra exactamente lo contrario: convencer a los incautos de que son ciertas las tesis de Dan Brown.

No es que la Iglesia esté libre de secretos vergonzosos. Pero si vamos a sospechar de ella, tendríamos que hacerlo por razones más prosaicas que el supuesto romance entre dos personas de dudosa historicidad. No tendría caso levantar el inventario de los actos nefandos de papas y jerarcas diversos del pasado, pero al menos yo recuerdo haber leído en la prensa acerca de los escándalos del Banco Ambrosiano, de la Logia P-2 y de los sacerdotes pederastas (¡saludos, Marcial!), por no escarbar en la historia del siglo XX y preguntarnos cómo fue que se tejieron esas extrañas relaciones entre el Vaticano y los regímenes fascistas de esa época. Todos estos casos darían buen material para novelas, películas y series de televisión, con la ventaja de que estarían fundamentados en realidades que todos podemos confirmar.

Claro que a la Iglesia le molestan las falsedades disfrazadas de verdades lanzadas al abrigo de una novela y ahora una película. Poner en duda la divinidad de Jesucristo literalmente es quitarle la base a la institución eclesiástica. Si él no fue más que un hombre iluminado, un profeta inspirado o un gran maestro espiritual, se rompe el vínculo del Vaticano con Dios. Ratzinger es heredero del apóstol designado por Cristo y éste es hijo de Dios: ése es el fundamento de la legitimidad del actual papa y de todos los que lo han precedido.

Defender esa condición es la base de los ataques de la Iglesia a la obra de Dan Brown, no la supuesta descendencia que hubiera dejado en la tierra su fundador.

2 comentarios:

Pink Panther dijo...

Dan Brown.... pues estoy de acuerdo contigo, para mi lo ke ese señor escriba es literatura BARATA literatura BASURA, del tipo de lectura como la de las revista INSOLITO (revista amarillista sobre fenomenos paranormales y derivados), Y que si bien tubo exito fue por ke el mundo esta lleno de gente credula, desesperada por un lider ke les abra los ojos.

Y si como dices la iglesia fomento la fama del churro-libro, no habia nada ke prohibir, o mas bien no hay nada ke prohibir, simplemente es el escrito de un tipo ke tuvo suerte o no.. ese tipo es inteligente, supo hacer ke la gente compre su libro!! y se la crea!!!!!!

Cuando se habla al respecto del codigo davinci entre mis amistades, lo primero ke hago es reirme como idiota y explicar la situacion del libro, y el pobre davinci y su obra (por ke soy admiradora de da vinci el tipo era un genio) "LA ULTIMA CENA", y pues al menos los dejo pensando ke no todo lo ke se lee es verdad y ke no por ser un best seller es literatura buena.

La iglesia se debe mantener pasiva ante este tipo de circunstancias, yo no veo donde esta la amenaza, creo que lo mejor seria tomarselo con humor y no prohibir ya ke como dices da un resultado contrario.

Me da gusto ke estes de regreso!!!

CahfKa dijo...

Desgraciadamente la postura de la iglesia a sido consistentemente "Rece y no pregunte". Ante este tipo de cuestionamientos, reaccionan de la misma manera. Y decir "no es asi por que yo digo" no es una explicacion. Jesucristo no esta comprobado historicamente, pero si la votacion que decidio por fallo dividido su divinidad.