Haciendo gala de su tradicional falta de sentido político, los guerrilleros de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia aceptaron liberar sólo a tres de los cuarenta y cinco rehenes que mantienen en su poder, algunos desde hace muchos años. Pero para arrebatarle al presidente Álvaro Uribe la posibilidad de presentar esa liberación como un triunfo personal, la entrega la harán en Venezuela, nada menos que al denostado Hugo Chávez, siguiendo el principio de que los enemigos de mi enemigo son mis amigos.
En fin, qué bueno que liberen por lo menos a tres de sus cuarenta y cinco víctimas. ¿Está entre los rehenes liberados la célebre Ingrid Betancourt? ¡Ay! No, pese a su delicado estado de salud, la franco-colombiana que ha sido objeto de las gestiones del presidente francés en persona, no será una de las agraciadas de Navidad. Reconozcámoslo: ella es el as en la manga de los ¿guerrilleros? ¿terroristas? ¿narcotraficantes? de las FARC, así que no la soltarán más que a cambio de jugosas concesiones. Concesiones que, por supuesto, Alvarito no está dispuesto a hacer de ninguna manera, pues al parecer está a sueldo de las propias FARC y con su obstinado rechazo a negociar con ellas, hace que a esos delincuentes les salgan alas y se granjeen la benevolencia mundial.
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