Por mucho que Dominique Strauss-Kahn haya cometido un «error de juicio» en 2008 al mantener una relación extraconyugal con una subordinada suya en el Fondo Monetario Internacional, es difícil creer las acusaciones que se le hicieron este fin de semana en Nueva York. Aunque los socialistas franceses conocen su inclinación por las «conquistas femeninas», perseguir desnudo a una camarera de hotel no encaja precisamente en la noción de conquista. Pero eso es precisamente lo que esta mujer de 32 años, cuyo nombre quizá por pudor no se ha dado a conocer, sostiene en contra del director general del FMI y esperanza socialista en las presidenciales de Francia del próximo año.
Lo extraordinario del caso ya ha dado origen a numerosas teorías del complot. Primera hipótesis: maniobra de la derecha francesa (si no es que directamente del Eliseo) para neutralizar a un peligroso rival. Segunda hipótesis: maniobra del sector bancario estadounidense, irritado con el jefe del FMI por el endurecimiento de las medidas de control impuestas a raíz del desastre financiero de 2008-2009. Tercera hipótesis: maniobra de los especuladores contra el euro, del que DKS había sido un sólido sostén estos últimos meses, cuando lo golpearon las crisis de la deuda de Grecia, de Irlanda y Portugal.
Ya metidos en especulaciones, aventuremos una más: dada la cultura de las demandas legales que prevalece en Estados Unidos, no es difícil imaginar a un abogadillo convenciendo a una inmigrante pobre de levantar un falso testimonio contra un destacado personaje de la escena mundial, con el innoble fin de extorsionarle algunos millones de dólares. Si no directamente, sí por la vía de los arreglos por debajo del agua, tan comunes en estos casos, y que evitan enojosos cuanto costosos y prolongados procesos judiciales.
Digamos en apoyo de esta última teoría que el abogado que tomó la defensa de Strauss-Kahn es nada menos que Ben Brafman, tristemente célebre por haber defendido a Michael Jackson, cuando el ahora llorado Rey del Pop fue acusado de pedofilia. En ese caso también se llegó a un acuerdo del que no se revelaron detalles. Pero digamos que la familia del chico «victimizado» quedó muy contenta.
La audiencia preliminar apenas se llevó a cabo este lunes y es de esperarse un prolongado proceso, que estará salpicado, por parte de la fiscalía, de escabrosos detalles sobre la vida privada de Strauss-Kahn. La defensa, por supuesto, tratará de desacreditar a la presunta víctima sacándole todos sus trapitos al sol. Ya veremos quién gana en este pleito de lavadero.
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