La nota del día no serán las quemantes revelaciones de la productora de videos de Charlie Ahumada, ni la renuncia de distinguidos priistas al Tricolor ni, mucho menos, el esperado estreno de La profecía. Nada de eso. Hoy el mundo tendrá la mirada fija en el World Trade Center de la Ciudad de México, huérfano ya de su matriz neoyorkina y sede por segunda ocasión del debate de los candidatos a ocupar la máxima silla del país.
A diferencia de su versión beta, presentada el 25 de abril, la versión reloaded contará con la presencia del Sr. López, que ocupará el quinto atril del foro.
Descontando lo fatídico de la fecha (algún bromista pensó que realizarlo el 6-6-6 sería buena puntada promocional), el debate se presenta entre anuncios infaustos. La exhibición de los videos de Ahumada seguramente será aprovechada por los medios para echarle aun más tierra a López Obrador. Y sea quien fuera quien saliera arrastrado en esta ocasión, la consigna será “calumnia que algo queda”. No dejará de llegarle el lodo al candidato perredista, por más que se deslinde y por poco que en los videos se hagan revelaciones sensacionales.
Lo que presente Ahumada hoy en su insólita conferencia de prensa no pueden ser más que los “extras” del DVD; los retazos de poco valor que no quiso utilizar hace dos años, cuando trató de chantajear al entonces jefe de gobierno con exhibirlos, para que le fuera retirada la demanda que pesaba en su contra. Que ahora quiera intentar la misma jugada que de nada le sirvió entonces revela no sólo la falta de imaginación de su pandilla, sino sobre todo lo desesperada que está la cúpula foxista ante el avance del señor López.
En fin, dejemos las profecías a los productores de cine y esperemos a ver con qué nos sale esta vez el Charlie, siempre tan poco ocurrente.
Pero no podemos dejar de consignar una nota de alarma. Observadores, analistas, especialistas y demás opinólogos quieren coincidir en el bajo nivel de la campaña. Critican la falta de propuestas y la abundancia de invectivas. Denuestan la ausencia de proyecto y critican que las campañas han optado por el camino fácil de la injuria al rival más adelantado. Hay pasmo ante la multiplicación de encuestas contradictorias, que ponen de puntero ya a uno, ya a otro candidato.
Lo curioso es que sí hay propuestas y proyectos. Fecal, por ejemplo, propone empleos... mmm, bueno, creo que hace seis años Fox hizo la misma propuesta pero, para variar no cumplió. Pero no nos desviemos. Madrazo promete... promete... ¿qué promete el señor? Algo ha de prometer, de seguro, quizá impunidad para sí mismo y sus compinches, pues como sabemos, él está metido en política sólo para cuidarse las espaldas y gozar de cierta impunidad. López Obrador tiene sus cincuenta propuestas, sólidas y bien argumentadas, que merecerían un análisis más profundo que esta somera mención.
Entonces, si hay propuestas y proyectos, ¿por qué concentrar el interés de las campañas en el lanzamiento de lodo? Mal hacen los líderes de opinión en insistir en esa postura. En atizar el desinterés ciudadano reiterando hasta el cansancio que el nivel de las campañas es bajo, en lugar de analizar y debatir las propuestas que efectivamente existen. Si los medios dejaran de enfocarse en los turbios antecedentes de Madrazo, en la mediocre carrera burocrática de Fecal y en las chachalacas invocadas por el Peje, para mejor debatir ideas y proyectos, se elevaría el nivel de las campañas y se acrecentaría el interés de los electores por participar.
Hay miedo y angustia entre la ciudadanía, pero sobre todo hay desaliento y desesperanza. Hay falta de entusiasmo por la posibilidad de cambio. Y en ese sentido, corremos el peligro de reeditar en nuestro país el caso del Perú donde, bajo la consigna dictada por Mario Vargas Llosa, “hay que votar por el menos peor”, se produjo el insólito caso de que fuera reelecto un ex presidente señalado como corrupto e ineficaz en su momento (1985-1990).
Ya que estamos en una fecha fatídica, toco madera para que en México no se repita ese caso. Ni el regreso de los corruptos del PRI, ni la continuidad de los chupacirios del PAN. México necesita un cambio, pero ya.
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