Pues no se acabó el mundo y, lo que es peor, el segundo debate, con todo y la presencia del controvertido AMLO, no despejó dudas ni abrió caminos. Mesurados y corteses en un principio, los dos punteros empezaron a lanzarse ataques mutuos cuando recordaron que estaban en un espectáculo mediático, en el que la gente quiere ver sangre, no escuchar razonamientos. Madrazo prefirió mantenerse ajeno, sin dejar por ello de atacar al gobierno foxista, mientras que Campa y Mercado, sabiéndose gorrones en una fiesta en la que no tienen nada que hacer, se abstuvieron de participar en el intercambio de lodo.
Fecal abrió el baile acusando al DF de ser la ciudad más corrupta e insegura, referencia que el Peje dejó pasar, quizá para tomar vuelo y lanzarse a la carga momentos después, cuando, montado en su caballito de batalla del Fobaproa, acusó a su rival de la derecha de haber sido cómplice de ese fraude a la nación. El chaparrito (a quien esta vez sí permitieron que usara un banquito, por lo visto) reviró con ataques ad hominem, centrados en las personas del hijo y del chofer de Andrés Manuel. Ya metidos en el terreno personal, el tabasqueño sacó el expediente del “cuñado incómodo” de Fecal, a quien señaló como evasor de impuestos y beneficiario de contratos con la secretaría en los pocos meses que estuvo manejada por el michocoano.
Ataques aparte, el acartonado formato del debate es en gran medida responsable del poco brillo de estos actos. Ésta es la tercera campaña en la que se organizan estos enfrentamientos, pero éstos siguen atados por el miedo a que se desborden las pasiones o a ser considerados injustos con los partidos de relleno. Pero así como el IFE asigna fondos proporcionales a la votación recibida, el tiempo de que dispone cada uno debería estar de acuerdo con la importancia de su partido. Viéndolo bien, es una injusticia que los paleros de Campa y Mercado, presentes en la contienda por afán protagónico, con la intención de dividir el voto de la oposición o por el simple interés de consolidar las canonjías recibidas por sus respectivos partidos, disfruten del mismo tiempo que aquellos que tienen la expectativa real de tomar el poder. ¿De qué sirve escuchar los buenos deseos de la señora Mercado si ella misma es la primera en saber que jamás tendrá que llevarlos a la práctica?
En fin, después del debate se desató la encuestitis y los medios nos aseguran que el triunfador fue Fecal. Con eso confirman la verdadera naturaleza de este ejercicio “democrático”. En efecto, él es quien se vio más agresivo, no sólo por sus diatribas, sino también por sus propuestas en el tema de la seguridad, como la solución policíaca a los problemas sociales, que deja ver un carácter violento y represivo escondido con golpes de pecho e invocaciones al Santísimo. Pero no creo que los mexicanos queramos más represión y mano dura. Queremos empleo y seguridad, crecimiento y paz social, estabilidad en la economía y rumbo claro en la política. Por eso, yo voy a votar por López Obrador.
1 comentario:
Estimado Jorge: En base a lo que sé sobre AMLO, no se me ocurre cómo va a haber menos represión y mano dura. Cómo garantizará empleo y seguridad, crecimiento y paz social, estabilidad en la economía y rumbo claro en la política. De verdad que no se me ocurre cómo. Me gustaría entenderlo. De cualquier forma (por tonto que soy) no podré votar esta vez. Pero me dejaría más tranquilo saber que con AMLO estamos en buenas manos.
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