...porque la vida no es un experimento, sino una experiencia.
25 noviembre, 2006
Déjà-vu
Hace rato pensé que había tenido un déjà-vu. Pero no: fue un simple golpe de rutina. Mis días son tan iguales que a veces me parece que ya los viví todos.
20 noviembre, 2006
Tres presidente, tres
Ahora México tiene tres presidentes: uno «en funciones», otro «electo» y otro «legítimo». Nunca las comillas habían servido tanto para enfatizar las dudas que pesan sobre el término respectivo.
El propio Vicente Fox admitió desde hace varias semanas que ya había cerrado el changarro (y que por lo mismo ya podía declarar puras tonterías). Si con cerrar el changarro se refiere a dejar de actuar y si la memoria no nos traiciona, tenemos que aceptar que él lo cerró desde el 2 de diciembre de 2000. En efecto, el único objetivo de la plataforma electoral de Fox era sacar al PRI de los Pinos. Esto lo logró oficialmente el 1° de diciembre al tomar posesión de la presidencia, por lo que desde entonces se ha dedicado a esperar a que pase el tiempo. Y mientras, fueron sus secuaces («de cuello blanco», según la afortunada expresión de AMLO) los que hicieron y deshicieron en el país. Fox se dedicó únicamente a asentir a todas las medidas que no le afectaran en sus intereses personales, a dar muestras de humor involuntario y a atejonarse en su rancho, al lado de Marthita, cuando las cosas se ponían feas.
En cuanto a Felipe Calderón, no creo que ni él mismo, en el fondo, esté convencido de haber sido elegido efectivamente por la voluntad mayoritaria de los ciudadanos. (¡Oh, qué bella frase!) Pasará a la historia como un presidente manchado por la duda, como es el caso de Salinas de Gortari. Y tendrá que dar algo más que golpes mediáticos para convencer al pueblo. Por desgracia para él, a México ya no le queda nada que vender para que Fecal se allegue fondos y patrocine sus programas a fin de granjearse a la gente (como hiciera Salinas). Muy por el contrario, a él le tocará administrar la pobreza que le heredará Fox.
Por lo que toca a Andrés Manuel, su «legitimidad» podría ser tema de simposios y disertaciones doctorales, pero para la gran mayoría, su autoproclamada presidencia «legítima» no será más que una parodia, un intento desesperado por llamar la atención de los medios y, en el mejor de los casos, una medida política cuyos alcances no alcanzan a percibirse. ¿Pretenderá impedir mediante manifestaciones y plantones las decisiones que tome el ejecutivo? La clase media urbana que votó por él lo hizo con la idea de que gobernara en forma pacífica y dentro del marco legal; no le dio carta blanca para trastocar el orden ni, ¡mucho menos!, para que organice bloqueos que lesionen sus mezquinos intereses.
En fin, tres presidentes, ¿eh? ¿Cómo la ven? No cabe duda de que como México no hay dos.
El propio Vicente Fox admitió desde hace varias semanas que ya había cerrado el changarro (y que por lo mismo ya podía declarar puras tonterías). Si con cerrar el changarro se refiere a dejar de actuar y si la memoria no nos traiciona, tenemos que aceptar que él lo cerró desde el 2 de diciembre de 2000. En efecto, el único objetivo de la plataforma electoral de Fox era sacar al PRI de los Pinos. Esto lo logró oficialmente el 1° de diciembre al tomar posesión de la presidencia, por lo que desde entonces se ha dedicado a esperar a que pase el tiempo. Y mientras, fueron sus secuaces («de cuello blanco», según la afortunada expresión de AMLO) los que hicieron y deshicieron en el país. Fox se dedicó únicamente a asentir a todas las medidas que no le afectaran en sus intereses personales, a dar muestras de humor involuntario y a atejonarse en su rancho, al lado de Marthita, cuando las cosas se ponían feas.
En cuanto a Felipe Calderón, no creo que ni él mismo, en el fondo, esté convencido de haber sido elegido efectivamente por la voluntad mayoritaria de los ciudadanos. (¡Oh, qué bella frase!) Pasará a la historia como un presidente manchado por la duda, como es el caso de Salinas de Gortari. Y tendrá que dar algo más que golpes mediáticos para convencer al pueblo. Por desgracia para él, a México ya no le queda nada que vender para que Fecal se allegue fondos y patrocine sus programas a fin de granjearse a la gente (como hiciera Salinas). Muy por el contrario, a él le tocará administrar la pobreza que le heredará Fox.
Por lo que toca a Andrés Manuel, su «legitimidad» podría ser tema de simposios y disertaciones doctorales, pero para la gran mayoría, su autoproclamada presidencia «legítima» no será más que una parodia, un intento desesperado por llamar la atención de los medios y, en el mejor de los casos, una medida política cuyos alcances no alcanzan a percibirse. ¿Pretenderá impedir mediante manifestaciones y plantones las decisiones que tome el ejecutivo? La clase media urbana que votó por él lo hizo con la idea de que gobernara en forma pacífica y dentro del marco legal; no le dio carta blanca para trastocar el orden ni, ¡mucho menos!, para que organice bloqueos que lesionen sus mezquinos intereses.
En fin, tres presidentes, ¿eh? ¿Cómo la ven? No cabe duda de que como México no hay dos.
18 noviembre, 2006
Una mujer insumisa
La candidatura de Ségolène Royal como abanderada del Partido Socialista de Francia para las elecciones presidenciales de 2007 constituye una verdadera innovación en la política francesa.
En efecto, es la primera vez que una mujer toca a las puertas del Elíseo. Y no es una mujer cualquiera: es una mujer madre de cuatro hijos y compañera desde hace más de treinta años de François Hollande, líder del Partido Socialista. Con él la une un pacto civil de solidaridad, figura legal que equivale a nuestras flamantes asociaciones de convivencia.
Su carrera política la ha mantenido del lado de causas consideradas de avanzada: fue ministra del ambiente, como ministra delegada de la familia, la infancia y los discapacitados implementó amplios programas educativos; posteriormente, como ministra titular militó activamente a favor de los derechos de los homosexuales y en contra de la homofobia y a sus instancias se le dio reconocimiento legal a las familias con padres gais. El lema elegido para su campaña resume muy bien su postura: "Progreso para todos, respeto para cada uno".
Dada su ventajoso triunfo en las elecciones primarias de su partido (poco más del 60%, contra cerca del 20% de cada uno de sus dos contrincantes, Dominique Strauss-Kahn y Laurent Fabius), Ségolène llegará más que legitimada a la contienda, con un apoyo que podría hacer que Francia tuviera a una mujer en la jefatura del estado. Con ella, los dos motores de la construcción europea, Alemania y Francia, estarían gobernados por mujeres, lo que le daría un toque muy femenino a ese proceso que habrá de reiniciarse en cuanto el continente se recupere del golpe que representó el no francés y neerlandés al proyecto de constitución europea.
Hay una nota constante en la trayectoria no sólo pública, sino también personal de Ségolène: la insumisión. Hija de un padre militar que abandonó a sus ocho hijos, ella era adolescente todavía cuando le entabló un proceso judicial para que se hiciera cargo de los gastos escolares de ella y sus hermanos. Y ser compañera del secretario general del Partido Socialista no le ha impedido enfrentarse a los caciques y momias de esa formación. Y pese a sus estudios de economía y ser egresada de la Escuela Nacional de Administración (el semillero de la función pública en Francia), ella es anti-tecnócrata.
Desde hace meses ya se veía que el enfrentamiento electoral del 2007 iba a ser entre los ségos y los sarkos, los partidarios de Ségolène y de Nicolas Sarkozy, el ministro del Interior y líder de la Unión por un Movimiento Popular, partido derechista al que pertenece el presidente Jacques Chirac. La oficialización de la candidatura de Ségolène le permitirá a la izquierda ponerse a trabajar desde ahora para recuperar el poder, después de los dos mandatos de Chirac.
16 noviembre, 2006
Sobre la ley de convivencia y otras tentaciones
Hoy se promulgó la ley de asociaciones de convivencia pacífica y seguramente los medios no tardarán en informarnos quiénes son los primeros valientes que se acogen a esta legislación, llamada por algunos "ley del matrimonio homosexual".
Claro, esa designación es una simplificación exagerada a cuenta de los grupos y organizaciones siempre interesados en preservar los valores sagrados de la familia. Desde su óptica, esta ley es el primer paso hacia la disolución de la célula familiar, esa institución por lo visto tan frágil que hay que protegerla de cualquier amenaza, aunque sea la de un golpe con el pétalo de una rosa.
En realidad, esta ley no pasa de ser un contrato administrativo entre dos personas, sin que importe el sexo. Pero las conciencias puras de los paladines de los valores tradicionales no pueden imaginar nada sin sexo. ¿Qué interés pueden tener dos personas en vivir juntas si no van a coger?
Es curiosa la oposición al matrimonio homosexual: quienes lo atacan, defienden la monogamia y ensalzan el efecto purificador de las relaciones conyugales. Al mismo tiempo, critican la promiscuidad que, según ellos, caracteriza las relaciones homosexuales. Y hete aquí que, cuando llega el sector homosexual a pedir que lo autoricen a vivir en matrimonio, le niegan ese derecho. Y mientras, los heterosexuales hacen todo lo posible por burlarse de esa supuestamente sagrada institución: engañan a la pareja, hablan pestes del cónyuge, hacen chistes sobre la desgracia de estar casados y, finalmente, una importante proporción de ellos acaba divorciándose.
Aunque algunos observadores la llaman "boda de kermesse", en realidad estas asociaciones de coexistencia pacífica no otorgan ningún derecho ni siquiera cercano a los que da el matrimonio. Los miembros de la asociación no pueden beneficiarse ni de pensión ni de seguro social… Entonces, ¿en qué momento o bajo qué perverso interés se hizo la identificación de esta ley con un matrimonio? No lo sé, pero la oposición de la iglesia y grupos que la secundan me hace sentir ganas de asociarme con alguien. Pues un breve repaso histórico me permite ver que lo mejor de la vida es lo que prohíbe esa gente y, caray, sólo dios sabe la mucha falta que me hace un poco de bueno en esta vida.
Claro, esa designación es una simplificación exagerada a cuenta de los grupos y organizaciones siempre interesados en preservar los valores sagrados de la familia. Desde su óptica, esta ley es el primer paso hacia la disolución de la célula familiar, esa institución por lo visto tan frágil que hay que protegerla de cualquier amenaza, aunque sea la de un golpe con el pétalo de una rosa.
En realidad, esta ley no pasa de ser un contrato administrativo entre dos personas, sin que importe el sexo. Pero las conciencias puras de los paladines de los valores tradicionales no pueden imaginar nada sin sexo. ¿Qué interés pueden tener dos personas en vivir juntas si no van a coger?
Es curiosa la oposición al matrimonio homosexual: quienes lo atacan, defienden la monogamia y ensalzan el efecto purificador de las relaciones conyugales. Al mismo tiempo, critican la promiscuidad que, según ellos, caracteriza las relaciones homosexuales. Y hete aquí que, cuando llega el sector homosexual a pedir que lo autoricen a vivir en matrimonio, le niegan ese derecho. Y mientras, los heterosexuales hacen todo lo posible por burlarse de esa supuestamente sagrada institución: engañan a la pareja, hablan pestes del cónyuge, hacen chistes sobre la desgracia de estar casados y, finalmente, una importante proporción de ellos acaba divorciándose.
Aunque algunos observadores la llaman "boda de kermesse", en realidad estas asociaciones de coexistencia pacífica no otorgan ningún derecho ni siquiera cercano a los que da el matrimonio. Los miembros de la asociación no pueden beneficiarse ni de pensión ni de seguro social… Entonces, ¿en qué momento o bajo qué perverso interés se hizo la identificación de esta ley con un matrimonio? No lo sé, pero la oposición de la iglesia y grupos que la secundan me hace sentir ganas de asociarme con alguien. Pues un breve repaso histórico me permite ver que lo mejor de la vida es lo que prohíbe esa gente y, caray, sólo dios sabe la mucha falta que me hace un poco de bueno en esta vida.
14 noviembre, 2006
El avance del español
Como un beneficio para el español definió Ruperto Solano, procónsul de Microsft en México, el nombre comercial de la próxima versión de Windows. En efecto, El nombre de este sistema operativo es Windows Vista, porque, explicó, "la parte visual es muy importante". Y abundó, aunque no precisamente en beneficio de nuestro idioma, que el producto iba a ser "liberado" pues ya estaba RTM (ready to market), aunque no será antes del 30 de enero del próximo año cuando salga la versión retail, es decir, la destinada al usuario final, pues primera saldrá la OEM (original equipment manufacturer). Una de las mejores de esta versión es su sistema antiphishing, que evitará que puedan hackear la información. ¡Gracias, Microsoft, por beneficiar tanto al español!
11 noviembre, 2006
Los millones de Saddam
Supongo que quienes se empeñaban en sangrar el erario de Nigeria, Burkina Faso y otros sufridos países africanos ya desistieron de sus afanes, convencidos de que ya nadie cree poder ganarse el 30% de una fortuna de dudosa legitimidad por el simple hecho de contar con una cuenta de correo electrónico.
En efecto, ya no he recibido propuestas para reclamarme como heredero de un desconocido millonario que murió sin beneficiarios, dejando una fortuna de varios millones de dólares olvidada en un banco cuyo cuidado supuestamente está a cargo del aspirante a defraudador.
Quizá los haya conmovido el reciente informe del PNUD, en el que se señalan las graves carencias del Continente Negro en materia de recursos hidráulicos y salubridad, por lo que hayan decidido dejar que ese dinero se destine a subsanar esas deficiencias públicas, antes que a engrosar bolsillos privados.
Pero el afán de timo nunca descansa, aunque ahora siga otra trayectoria. Ahora el objeto de los abusos es ni más ni menos que el condenado de Saddam Hussein. En efecto, al parecer los soldados gringos no se conformaron con tumbarlo de la silla y derribar su estatua, sino que además le robaron una buena feria.
Al menos eso es lo que se desprende de un mensaje que recibí ayer, de un tal Stpehen Moralis, quien se presenta como sargento de la tercera división de infantería en Irak. Como me pidió que tratara el asunto con el máximo de los secretos, decidí publicarlo aquí en mi bloc, ya que es sabido que esto no lo lee nadie.
El sargento asegura que allá en Irak se encargó de “mover” fondos pertenecientes a Saddam, por un total de 38 millones de dólares. Él y su superior decidieron que, estando a buen recaudo en prisión, donde ni en navajas de rasurar ha de gastar, Saddam bien podría prescindir de esos fondos, así que los guardaron en un lugar seguro. Y ahí es donde entro yo en acción: por trabajar en el gobierno, estos valerosos patriotas no pueden quedarse con esa lana, así que me piden mi ayuda para traspasarla a una cuenta en el extranjero. En esa movida, yo me quedo con el 30%, la comisión tradicional en estas transacciones, 30% para el superior y 30% para el sargento Moralis. Ah, claro, y el 10% restante para los consabidos gastos operativos.
Llámenme desconfiado, pero no quise entrar en un negocio de esta envergadura sin hacer un poco de averiguaciones previas. Así que busqué al sargento Moralis en Google y… ¡oh, decepción! El muy traidor ya había andado repartiendo sus propuestas por toda la red. Y así encontré una interesante variante: en otros mensajes, él pretendía haber descubierto el tesoro de Saddam en varias cajas, que contenían no los 38 millones de dólares, sino sólo 25 millones. Ah, pero eso sí, en otras cajas había encontrado ni más ni menos que armas nucleares y cocaína.
Definitivamente, hay muchas preguntas sin respuesta en esto. ¿Cuántos millones encontraron, pues, 38 o 25? Y eso de las armas nucleares… ¿pues no por eso fue el pleito y ahora hasta Rumsfeld tuvo que renunciar al Pentágono por no haberlas encontrado? Creo que en esto caso, lo mejor es ponerme en contacto directamente con el propio Saddam para preguntarle y salir de dudas. No quiero resultar víctima de un fraude. ¿Alguien conoce su correo electrónico?
En efecto, ya no he recibido propuestas para reclamarme como heredero de un desconocido millonario que murió sin beneficiarios, dejando una fortuna de varios millones de dólares olvidada en un banco cuyo cuidado supuestamente está a cargo del aspirante a defraudador.
Quizá los haya conmovido el reciente informe del PNUD, en el que se señalan las graves carencias del Continente Negro en materia de recursos hidráulicos y salubridad, por lo que hayan decidido dejar que ese dinero se destine a subsanar esas deficiencias públicas, antes que a engrosar bolsillos privados.
Pero el afán de timo nunca descansa, aunque ahora siga otra trayectoria. Ahora el objeto de los abusos es ni más ni menos que el condenado de Saddam Hussein. En efecto, al parecer los soldados gringos no se conformaron con tumbarlo de la silla y derribar su estatua, sino que además le robaron una buena feria.
Al menos eso es lo que se desprende de un mensaje que recibí ayer, de un tal Stpehen Moralis, quien se presenta como sargento de la tercera división de infantería en Irak. Como me pidió que tratara el asunto con el máximo de los secretos, decidí publicarlo aquí en mi bloc, ya que es sabido que esto no lo lee nadie.
El sargento asegura que allá en Irak se encargó de “mover” fondos pertenecientes a Saddam, por un total de 38 millones de dólares. Él y su superior decidieron que, estando a buen recaudo en prisión, donde ni en navajas de rasurar ha de gastar, Saddam bien podría prescindir de esos fondos, así que los guardaron en un lugar seguro. Y ahí es donde entro yo en acción: por trabajar en el gobierno, estos valerosos patriotas no pueden quedarse con esa lana, así que me piden mi ayuda para traspasarla a una cuenta en el extranjero. En esa movida, yo me quedo con el 30%, la comisión tradicional en estas transacciones, 30% para el superior y 30% para el sargento Moralis. Ah, claro, y el 10% restante para los consabidos gastos operativos.
Llámenme desconfiado, pero no quise entrar en un negocio de esta envergadura sin hacer un poco de averiguaciones previas. Así que busqué al sargento Moralis en Google y… ¡oh, decepción! El muy traidor ya había andado repartiendo sus propuestas por toda la red. Y así encontré una interesante variante: en otros mensajes, él pretendía haber descubierto el tesoro de Saddam en varias cajas, que contenían no los 38 millones de dólares, sino sólo 25 millones. Ah, pero eso sí, en otras cajas había encontrado ni más ni menos que armas nucleares y cocaína.
Definitivamente, hay muchas preguntas sin respuesta en esto. ¿Cuántos millones encontraron, pues, 38 o 25? Y eso de las armas nucleares… ¿pues no por eso fue el pleito y ahora hasta Rumsfeld tuvo que renunciar al Pentágono por no haberlas encontrado? Creo que en esto caso, lo mejor es ponerme en contacto directamente con el propio Saddam para preguntarle y salir de dudas. No quiero resultar víctima de un fraude. ¿Alguien conoce su correo electrónico?
Categoría:
Computación e Internet,
Política internacional
04 noviembre, 2006
Del ronco pecho de Benito Dieciséis
Hace unos días me enteré de que el padre de un amigo es diácono de una iglesia tridentina. Siendo un asunto para él tan personal, no quise verme ni muy curioso ni muy crítico ni, mucho menos, ponerme a analizar una corriente que rechaza las decisiones del segundo concilio vaticano (1962-1965) y sigue celebrando la misa en latín, con el oficiante de espaldas al pueblo.
Aunque es una minoría la de católicos que rechazan el rito conciliar, es bastante vociferante y mete más ruido que aquellos que no le confieren al latín propiedades mágicas y participan tranquilamente en la misa oficiada en la lengua nacional. Hace algunos años asistí a una misa en esperanto, no como católico sino como esperantista y, fuera de la novedad de estar hablada en la lengua internacional, en lo personal me pareció tan aburrida como las misas en latín a las que iba de chico (ya me feché, ni modo) y las misas en español, a las que dejé de ir en mi adolescencia.
Bueno, pues ahora resulta que el papa Benedicto XVI está por emitir un motu proprio, una decisión ejecutiva, digámosle así para que se entienda, tomada de su ronco pecho, para autorizar la celebración de la misa bajo el rito tridentino. Como breviario cultural, diremos que el rito tridentino es el adoptado en el concilio de Trento (1545-1563). Y hasta ahora, su celebración requería de la autorización del obispo correspondiente.
Por lo visto, el ex cardenal Ratiznger anda tan necesitado de clientela que ahora le hace ojitos a los que durante cuarenta años fueron simplemente “cismáticos”, con la esperanza quizá de que regresen al redil las ovejas descarriadas.
La comunidad tradicionalista, por supuesto, está de plácemes y ya llama “santísimo padre” a Benito Dieciséis, después de haber considerado traidores a sus dos predecesores, Paulo VI y Juan Pablo II, por apoyar la reforma del rito. ¿Qué dirán ahora los católicos anti-montinianos? Al otorgarles la libertad de celebrar la misa bajo el rito tradicional, Benedicto XVI también los priva de un argumento fundamental para los miembros de cualquier secta: la sensación de estar acosados por el mundo externo y el orgullo de ser los únicos que están en posesión de la verdad.
Aunque es una minoría la de católicos que rechazan el rito conciliar, es bastante vociferante y mete más ruido que aquellos que no le confieren al latín propiedades mágicas y participan tranquilamente en la misa oficiada en la lengua nacional. Hace algunos años asistí a una misa en esperanto, no como católico sino como esperantista y, fuera de la novedad de estar hablada en la lengua internacional, en lo personal me pareció tan aburrida como las misas en latín a las que iba de chico (ya me feché, ni modo) y las misas en español, a las que dejé de ir en mi adolescencia.
Bueno, pues ahora resulta que el papa Benedicto XVI está por emitir un motu proprio, una decisión ejecutiva, digámosle así para que se entienda, tomada de su ronco pecho, para autorizar la celebración de la misa bajo el rito tridentino. Como breviario cultural, diremos que el rito tridentino es el adoptado en el concilio de Trento (1545-1563). Y hasta ahora, su celebración requería de la autorización del obispo correspondiente.
Por lo visto, el ex cardenal Ratiznger anda tan necesitado de clientela que ahora le hace ojitos a los que durante cuarenta años fueron simplemente “cismáticos”, con la esperanza quizá de que regresen al redil las ovejas descarriadas.
La comunidad tradicionalista, por supuesto, está de plácemes y ya llama “santísimo padre” a Benito Dieciséis, después de haber considerado traidores a sus dos predecesores, Paulo VI y Juan Pablo II, por apoyar la reforma del rito. ¿Qué dirán ahora los católicos anti-montinianos? Al otorgarles la libertad de celebrar la misa bajo el rito tradicional, Benedicto XVI también los priva de un argumento fundamental para los miembros de cualquier secta: la sensación de estar acosados por el mundo externo y el orgullo de ser los únicos que están en posesión de la verdad.
02 noviembre, 2006
Un velo para las putas
Aunque el resultado del juicio contra Muazzez Ilmiye Cig fue la absolución, resulta alarmante el simple hecho de que la decana de los arqueólogos turcos, de 92 años de edad, haya sido juzgada por decir que en la civilización sumeria, hace 60 siglos, las sacerdotisas-prostitutas que iniciaban a los jóvenes en el sexo llevaban un velo para distinguirse… un velo similar al que en la actualidad llevan o son obligadas a llevar las mujeres musulmanas.
Madame Cig a la salida del tribunal
Esa identificación fue suficiente para que se le aplicaran los artículos 125 y 216 del código penal turco, que penalizan los insultos y la provocación al odio racial y religioso.
Como candidata a ingresar en la Unión Europea, Turquía tendría mucho qué explicar a sus futuros socios sobre este caso. Más que nada, tendría que explicar porqué en su código penal sigue figurando como delito tomar posturas que quedarían amparadas en la libertad de culto y la de expresión.
Y también podría hacérsele una pregunta al abogado que planteó la demanda: ¿cómo tendrá la conciencia que una alusión a una costumbre de hace seis mil años la toma como ofensa personal? ¿Cómo es posible que alguien pueda considerar blasfemia una simple verdad histórica? Si cuatro mil quinientos años antes de Mahoma, las mujeres sumerias usaban un velo para anunciar sus servicios (servicios que, sin afán de entrar en polémicas, habría que decir resultarían muy sanos para los jóvenes), ¿cómo puede eso ofender la castidad de las musulmanas que lo llevan actualmente?
Por ejemplo, sabemos que la Navidad es una fiesta que se instituyó en esa fecha, para aprovechar que en el solsticio de invierno los romanos ya tenían el festejo de la Saturnalia, en la cual se bebía, se comía y se intercambiaban regalos. ¿Algún cristiano se siente ofendido porque la historia haya demostrado que la fiesta clave de su fe tiene orígenes paganos? No lo creo. Pero tal parece que los turcos se sienten en la mira del enemigo; para ellos, el masiosare puede estar en cualquier parte: entre los historiadores que hablan del genocidio armenio y entre los arqueólogos que afirman que las putas sumerias usaban velo.
Madame Cig a la salida del tribunal
Esa identificación fue suficiente para que se le aplicaran los artículos 125 y 216 del código penal turco, que penalizan los insultos y la provocación al odio racial y religioso.
Como candidata a ingresar en la Unión Europea, Turquía tendría mucho qué explicar a sus futuros socios sobre este caso. Más que nada, tendría que explicar porqué en su código penal sigue figurando como delito tomar posturas que quedarían amparadas en la libertad de culto y la de expresión.
Y también podría hacérsele una pregunta al abogado que planteó la demanda: ¿cómo tendrá la conciencia que una alusión a una costumbre de hace seis mil años la toma como ofensa personal? ¿Cómo es posible que alguien pueda considerar blasfemia una simple verdad histórica? Si cuatro mil quinientos años antes de Mahoma, las mujeres sumerias usaban un velo para anunciar sus servicios (servicios que, sin afán de entrar en polémicas, habría que decir resultarían muy sanos para los jóvenes), ¿cómo puede eso ofender la castidad de las musulmanas que lo llevan actualmente?
Por ejemplo, sabemos que la Navidad es una fiesta que se instituyó en esa fecha, para aprovechar que en el solsticio de invierno los romanos ya tenían el festejo de la Saturnalia, en la cual se bebía, se comía y se intercambiaban regalos. ¿Algún cristiano se siente ofendido porque la historia haya demostrado que la fiesta clave de su fe tiene orígenes paganos? No lo creo. Pero tal parece que los turcos se sienten en la mira del enemigo; para ellos, el masiosare puede estar en cualquier parte: entre los historiadores que hablan del genocidio armenio y entre los arqueólogos que afirman que las putas sumerias usaban velo.
01 noviembre, 2006
América Latina como posibilidad
No creo en la identidad latinoamericana. Pienso que no es suficiente compartir un idioma y una historia para que los latinoamericanos nos sintamos hermanados en una identidad común. Sobre todo cuando esa historia es de guerras y luchas entre vecinos, de desconfianzas, de recelos, desdenes y rivalidades. Y en cuanto al idioma común, la brillante lengua que nos trajo el conquistador ibérico, si bien es cierto que la compartimos en un nivel más o menos educado, ya quisiéramos que pudiera comunicarse un tepiteño, con su tono cantadito y sus diminutivos nahuatlizantes, con un porteño, empeñado en pronunciar el español con acento italiano.
Creo, no obstante, en la posibilidad de la unidad latinoamericana, basada paradójicamente en la historia y el lenguaje comunes. Si Europa pudo forjar la actual Unión Europea a partir de una multitud de naciones antagónicas y una babel lingüística, América Latina bien podría ver en su futuro una integración de ese tipo.
Pero si repasamos los escalones que llevaron desde la Unión del Carbón y del Acero hasta la Unión Europea, veremos que el motor de esa integración fue siempre el interés económico, la ambición de expandir mercados, de elevar el nivel de vida de los ciudadanos, por mucho que en el fondo flotaran vagos anhelos de hermandad y de concordia entre países que durante siglos habían guerreado entre sí.
Es decir, el idealismo, o por decirlo más crudamente, las posturas ideológicas, jamás producirán integración alguna. Hay más visos de realización en medidas como el Mercosur y los tratados bilaterales de libre comercio que en los floreados discursos de los bolívares reencarnados en líderes mesiánicos.
Y volviendo al tema de la identidad latinoamericana, veo en eso más trampas demagógicas cuando no francamente racistas, como el término hispano que aplican los gringos indiscriminadamente a cualquiera que hable español que un concepto concreto y analizable.
Hay tanta diversidad en América Latina como en cualquier otra región de esa extensión en el planeta. Llamarnos latinoamericanos es más un anhelo que una realidad; o, en todo caso, un mero apelativo geográfico que no significa más que un origen entre determinadas coordenadas. América Latina, como unidad, no existe. Claro, eso no significa que no pueda llegar a existir. La tarea, pues, no consiste en analizar qué hacemos ahí, sino en reflexionar cómo llegar.
Creo, no obstante, en la posibilidad de la unidad latinoamericana, basada paradójicamente en la historia y el lenguaje comunes. Si Europa pudo forjar la actual Unión Europea a partir de una multitud de naciones antagónicas y una babel lingüística, América Latina bien podría ver en su futuro una integración de ese tipo.
Pero si repasamos los escalones que llevaron desde la Unión del Carbón y del Acero hasta la Unión Europea, veremos que el motor de esa integración fue siempre el interés económico, la ambición de expandir mercados, de elevar el nivel de vida de los ciudadanos, por mucho que en el fondo flotaran vagos anhelos de hermandad y de concordia entre países que durante siglos habían guerreado entre sí.
Es decir, el idealismo, o por decirlo más crudamente, las posturas ideológicas, jamás producirán integración alguna. Hay más visos de realización en medidas como el Mercosur y los tratados bilaterales de libre comercio que en los floreados discursos de los bolívares reencarnados en líderes mesiánicos.
Y volviendo al tema de la identidad latinoamericana, veo en eso más trampas demagógicas cuando no francamente racistas, como el término hispano que aplican los gringos indiscriminadamente a cualquiera que hable español que un concepto concreto y analizable.
Hay tanta diversidad en América Latina como en cualquier otra región de esa extensión en el planeta. Llamarnos latinoamericanos es más un anhelo que una realidad; o, en todo caso, un mero apelativo geográfico que no significa más que un origen entre determinadas coordenadas. América Latina, como unidad, no existe. Claro, eso no significa que no pueda llegar a existir. La tarea, pues, no consiste en analizar qué hacemos ahí, sino en reflexionar cómo llegar.
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