13 julio, 2004

La termodinámica y yo

Parodiando el título de un best seller de los años sesenta, Mauricio José Schwarz ha engendrado un sabrosísimo blog cuyo objetivo es poner al descubierto los recursos de que se valen todo tipo de charlatanes para desplumar al prójimo, vivir del cuento, satisfacer su ego o, simplemente, difundir y perpetuar necedades.


El retorno de los charlatanes constituye así un saludable ejercicio de las neuronas y entonces quisiera comentar una de sus notas, relacionada con un comentario que hice algunos meses, referido a la posibilidad de obtener resultados mágicos.


El autor parte del adagio latino nullum gratuitum prandium para señalar, basado en las leyes de la termodinámica, que es del todo imposible obtener resultados sin esfuerzo. El latinajo, vale la pena agregar, corresponde al dicho gringo there's no such thing as a free lunch, cuya traducción literal al cristiano sería no existen los almuerzos gratuitos, aunque no he encontrado una expresión equivalente en nuestra lengua. ¿Será por eso que los pueblos hispanohablantes aceptan dócilmente el pensamiento mágico en el que se basa la publicidad engañosa? Ése es otro tema de análisis.


Lo que reconforta, ciertamente, es encontrar apoyos tan sólidos como la termodinámica para justificar las concepciones propias. Su primera ley, por ejemplo, refuerza el concepto astrológico de Saturno, estableciendo que la energía no se crea, sólo se transforma. Es decir, no se crea mágicamente, sino que es resultado de otro proceso anterior (y causal). No dice otra cosa la tradición astrológica: la posición social, los haberes materiales, el disfrute del trabajo son resultado de los esfuerzos a los que nos impele Saturno, con su sentido de la responsabilidad, constancia, ahorro, frugalidad, etcétera.


Lo que dice Schwarz, sin embargo, va a contrapelo de lo anterior. Es decir, él lo esgrime para refutar a las pseudociencias, entre las cuales él inscribe a la astrología. Pero aquí vemos que también puede servir para convalidarla. ¿Dónde está la objetividad de la ciencia, pues? Ciertamente debe haber un método que nos permita sortear este embrollo. Rechazar a priori todo lo que digan las pseudociencias (por llamarlas así, también apriorísticamente) quizá esconda el mismo pensamiento mágico que se quiere combatir. Quizá sólo disfrace el miedo a sabernos en un Universo más irracional de lo que nos presenta la ciencia. Y quizá también haya un puente que permita unir ambas concepciones del mundo.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

No entiendo; el sitio de Schwarz está dirigido a burlarse de las supersticiones y los charlatanes, y aquí tú usas los mismos argumentos para apoyar la astrologia... ¿cómo está eso?

MJS dijo...

Gracias por la mención de El retorno de los charlatanes, pero no entiendo lo que dices. La idea de "obtener algo a cambio de nada" se aplica perfectamente a la astrología, es decir, a que Saturno, o el planeta que se te antoje, ejerza una influencia _mágica_, sin una transferencia de energía medible, desde su órbita hasta la casa de Epaminondas Godínez, quien debido a ello se saca la lotería o al menos le compra a su suegra un departamento de lujo en Ulan Bator, librándose de ella para siempre. Para aceptar la causalidad saturniana que sugieres, debería haber una cadena causal. Si reduces 25 argumentos que dan muchos estudiosos a uno solo (el de la magia) y para remate sin citarlo textualmente, te vas a tener que quedar a limpiar el pizarrón después de clase por hacer trampa retórica.

Ah y no, aunque quise entrar a Prepa 4 (allá por 1970), acabé haciendo la prepa en la ESPCM, escuela dirigida por brillantes refugiados españoles.

Saludos,
Mauricio-José Schwarz

Jorge Luis dijo...

Creo que los dos vamos a tener que quedarnos después de clase a limpiar el pizarrón. Yo por no explicar las cosas completas, y tú por sacar de contexto mis palabras. En ningún momento estoy diciendo que los planetas ejerzan influencia. Lo que sí digo es que, en la tradición astrológica, a Saturno se le adscriben los valores de la tenacidad y el esfuerzo y que, en cierto modo, refuta precisamente la noción de obtener algo a cambio de nada.
No sé si haya alguna influencia, energía o alguna otra relación que tenga carácter mágico. Nadie lo sabe, de hecho, y los que hablan de "influencias planetarias" simplemente repiten algo que han oído, sin que les conste ni, mucho menos, puedan demostrarlo.
Pero lo que sí sé es que nunca lo averiguaremos si simplemente la descartamos, la sacamos de nuestro campo visual y nos negamos a reconocer cualquier valor que pudiéramos encontrar en la astrología.

MJS dijo...

A ver, como dijo Ray Charles. Dices: "en la tradición astrológica, a Saturno se le adscriben los valores de la tenacidad y el esfuerzo y que, en cierto modo, refuta precisamente la noción de obtener algo a cambio de nada".

Sigo sin entender. ¿Cómo lo refuta? El que se le adscriban valores de tenacidad o auras moraditas con bolitas rojas no pasa de ser una afirmación sin bases.

Pero lo más curioso es lo que dices al final:

"Pero lo que sí sé es que nunca lo averiguaremos si simplemente la descartamos, la sacamos de nuestro campo visual y nos negamos a reconocer cualquier valor que pudiéramos encontrar en la astrología."

Ésta es una trampa conocida, la de suponer que quienes luchamos contra la superstición lo hacemos "simplemente descartándola". Pues claro que no, por Taranis. Ha habido numerosos estudios que itnentan contrastar las distintas payasadas que dicen distintos astrólogos, y ya eso es un logro, porque si tú vas con cinco astrólogos distintos a que te hagan tu carta natal y tus predicciones para el año que entra, verás asombrado que ninguno está de acuerdo con ninguno de los demás. Pero si te vas a la simple teoría, se han hecho estudios estadísticos sobre las extravagantes afirmaciones de la astrología y después de hacerlos, después de contrastarlos, se puede decir frescamente que son una reverenda estupidez que sólo sirve para desplumar incautos.

Y no olvidemos el principio básico de la ciencia: es quien hace la afirmación de un hecho quien tiene que probarlo. Es decir, serían los astrólogos quienes deberían aportar las pruebas necesarias para no considerarlos unos bufones patéticos. Las "pruebas" que han pretendido dar a lo largo de los años simplemente no se sostienen.

Con la lógica que propones, habría que "no descartar" nada, por lo cual deberíamos empezar por dedicar presupuesto científico al estudio de las hadas, de los chaneques, de los panteones de distintas culturas, etc., etc. nomás porque "podrían tener algún valor", cuando no hay ni siquiera un indicio de que tengan otro valor que mantener ocupados a desvergonzados y almas cándidas.

Muy pronto, en El retorno de los charlatanes pondré una lista a los estudios disponibles en Internet que dejan a la astrología en su justo lugar: el de una superstición milenaria con menos bases que las promesas de Vicente Fox.

Y recuerda: la ciencia no es un conjunto de datos, es un proceso para llegar a certezas más o menos claras.

Saludos,
Mauricio

Jorge Luis dijo...

Ah, caray, pues sí, parece que, efectivamente, la astrología no es una ciencia, después de todo. Si su postulado básico —la relación entre el cosmos y el hombre— es indemostrable de tal manera que satisfaga los criterios científicos, deberemos admitir, definitivamente, que no estamos frente a una ciencia.
Y si consideramos el enorme número de charlatanes que medran a costa de la inseguridad humana, vendiendo consuelos falsos y esperanzas vanas, tendríamos incluso que declararla peligrosa. Y ya abanderados de este modo, habría que dedicar nuestros afanes a combatir tan perniciosa superchería. Así es.
(¿A que horas llega la conjunción adversativa que salve todos tus razonamientos anteriores?, me pregunta una voz interna.) Pues no, esta vez no hay salida. Si de lo que se trata es de excluir y condenar todo aquello a lo que no podamos llamar ciencia, pues qué lástima, pero la astrología habrá de ser excluida y condenada. (Pero la vocecita es insistente: ¿Y también tendremos que descartar al arte? Porque, hasta donde sé, no es posible medir la emoción estética, definir objetivamente la calidad artística de una obra... vaya, ¡ni siquiera se puede determinar qué es arte y qué no lo es! ¿Por qué no le dices que la astrología es un arte y así sales del apuro?) Porque no me interesa ganar una discusión a toda costa (incluso me cuesta trabajo reconocer en este intercambio una discusión), sino esclarecerme a mí mismo mis ideas.