Hace cerca de veinte años leí un reportaje en la revista Time, en el que hablaban de un fraude que en ese tiempo recién había salido a la luz. Se trataba de una propuesta que se le hacía a empresarios e industriales de diversos países para hacer jugosos negocios en Nigeria. El empresario en cuestión recibía una carta en la que se le planteaba, por ejemplo, la compra de sus productos por una suma millonaria. Atraído por las enormes ganancias, el empresario establecía el contacto y así empezaba a desarrollarse la trama.
Los agentes nigerianos, que solían identificarse como funcionarios o allegados a las autoridades de Lagos, invitaban al empresario a ir a Nigeria para afinar detalles y cerrar el negocio. Una vez allí, el desprevenido empresario se enteraba del lado obscuro del trato. Debido al tamaño de la operación, explicaban los presuntos funcionarios, el gobierno nigeriano había decidido otorgar el contrato mediante licitación. Cuando el empresario empezaba a ver que se desvanecían sus esperanzas de obtener una enorme ganancia en poco tiempo y con mínimo esfuerzo, los atentos agentes le explicaban que, para "facilitar" o "acelerar" las cosas, cabía la posibilidad de sobornar al ministro, secretario o responsable de la licitación. Para ello, el empresario debía desembolsar algunos miles de dólares que, ante los millones que estaban en juego, representaban una bicoca. Para no hacer el cuento largo, el empresario se desprendía de algunas decenas de miles de dólares después de lo cual no volvía a ver a sus aspirantes a socios comerciales. El industrial pasaba a veces algunos días antes de convencerse de que había sido víctima de un fraude y regresar a casa con la cola entre las patas.
¿Por qué era posible ese timo? Desde hace muchos años, Nigeria ha estado considerado uno de los países más corruptos. Y todo el mundo sabe que para hacer negocios en un ambiente así, hay que entrarle al lodo de la corrupción. Existe un organismo, Transparencia Internacional, que elabora un índice de la "corrupción subjetiva" de los países. Es subjetiva pues parte de la corrupción misma es no dejar huellas documentales que permitan rastrear objetivamente sus pasos. No se dan recibos por sobornos, ni éstos se contabilizan en las declaraciones de impuestos ni, mucho menos, se calculan en el producto interno bruto. La metodología que sigue Transparencia Internacional para determinar el índice de corrupción subjetiva es más o menos compleja, pues tiene que homologar las prácticas de países muy dispares. En su informe de 2004, por ejemplo, da cuenta de 146 países, a los cuales califica en una escala de 0 (muy corrupto) a 10 (nada corrupto).
El país que sale mejor parado en esta evaluación es Finlandia, con una calificación de 9.7; y el último de la lista es Haití, con 1.5. Para satisfacer la curiosidad de nuestros lectores, diremos que México está en el lugar 64, junto con Ghana y Tailandia, con una puntuación de 3.6. Y los más curiosos podrán ver la tabla completa.
Vemos, pues, porqué era tan fácil que los empresarios creyeran en la posibilidad de hacer un negocio millonario sobornando a funcionarios de Nigeria. En un país corrupto, todo es posible con un soborno oportuno. Y sobre todo los empresarios que, a su vez, viven en países también corruptos, pues están acostumbrados a que ésa es la única forma de conseguir contratos con el gobierno. En México, por ejemplo, durante el salinato, al hermano incómodo Raúl Salinas se le conocía como "Mr. Diez por Ciento", pues ésa era la comisión que cobraba por usar sus influencias para que se les abrieran las puertas a los empresarios que quisieran obtener un contrato con el gobierno de su hermano.
No es extraño que los industriales imbuido de esa cultura de la corrupción aceptaran sin rechistar el pedido de varias decenas de miles de dólares para hacer un negocio millonario en Nigeria. El hecho de que fueran dejados al garete en Lagos, e incluso intimidados para hacer el desembolso, seguramente lo cargaban a la columna de riesgos de su empresa.
Ha pasado el tiempo pero no han cambiado las costumbres. El único cambio es que ahora esas propuestas nos llegan por correo electrónico y no necesitamos ser empresarios para recibirlas. Aun más: la propuesta ya no es para hacer un negocio con fachada más o menos legítima, sino para descaradamente robar el erario nigeriano. Así, nos ofrecen participar en la triangulación de un envío de fondos de los que nos dicen pertenecieron a algún funcionario fallecido sin dejar herederos, por lo cual ofrecen pagarnos una comisión que nunca es menor de varios millones de dólares. Desconozco el mecanismo de esta nueva forma del timo tradicional. Quizá al proporcionar los datos de nuestra cuenta bancaria les estemos dando la posibilidad de que la vacíen (aunque sinceramente no me explico cómo podrían hacerlo) o bien, ya iniciados los trámites, nos pidan alguna suma para "engrasar" los engranes oficiales y bancarios y permitir la transacción.
El hecho de que estos mensajes se reciban continuamente y desde muy diversas fuentes significa que el fraude sigue siendo lucrativo. Esta semana, por ejemplo, recibí un angustioso mensaje del príncipe Fayad de Brunei, para que lo ayude a rescatar una suma multimillonaria que depositó en diversos bancos antes de ser puesto bajo arresto domiciliario debido a los malos manejos financieros de su padre (esto es clásico: el remitente siempre es objeto de venganzas políticas o personales y nunca es culpable de nada). Me asegura que recurre a mí pues su agenda fue confiscada y no puede ponerse en contacto con sus amigos y allegados. Y que me envía el mensaje gracias a que tiene una Palm V, aunque no explica cómo fue que dio con mi dirección electrónica.
No dudo que haya quien caiga en este gambito llevado por la ambición de embolsarse algunos millones de dólares mal habidos. Los tiempos no están para rechazar posibilidades de esta magnitud, aun cuando se excedan los límites de la ética. Pero en este caso también se rebasan los límites de la razón, pues es del todo irracional que el príncipe de marras no pueda comunicarse con sus compinches si efectivamente tiene la Palm con la que me envió el mensaje. Además, los hechos que relata (la acusación contra su padre) datan de hace cinco o más años y es inconcebible que en todo ese tiempo no hubiera encontrado a alguien de sus confianzas para sacar la dicha fortuna de los bancos, y que se hubiera visto obligado a recurrir a un desconocido cuya dirección electrónica seguramente obtuvo de una lista de espameros.
1 comentario:
Pues hoy 2010 me ha llegado el mismo correo con las mismas palabras y acciones, pero con la diferencia que ahora tiene una computadora, viendo las cosas le segui su juego pues no es la primera vez que me llegan correos de personas que quieren compartir sus herencias o fortunas y de muy variados lugares como Ghana, Nigeria, Togo, Taiwan, Reino Unido, Costa de Marfil etc. Siguiendo las instrucciones de este "principe de Brunei" mande algunos datos todos falsos, notando que tambien me envia correos desde diferentes correos electronicos, es decir no es el mismo el primero que recibi al ultimo de ellos, son de direcciones totalmente desiguales, segun el principe, los tramites estan mas que avanzados, pero tengo que viajar a España para continuar con ellos, hasta ahi no aguante la risa, y .le envie un correo enh donde le decia q1ue se me hacia ilogico que un perfecto desconocido quiera compartir conmigo el 20% de los 1,400 millones de dolares que logro sacar algo asi como 280 millones de dolares, que convertidos a pesos mexicanos nos da una suma de 3640 millones de pesos y que si la invierto en el banco sin hacer nada mensualment4e recibiria nueve millones cin mil pesos de intereses solamente, ¡caray! ¿quien regala esta cantidad de dinero a un perfecto desconocido?. Sencillo, NADIE, el talincipe es un estafador, un tipo que no sabemos en donde esta o a que se dedica en su pais pero desde luego no es nada honesto, yo no cai en su cuento, esperemos que con este comentario no le crean nada a este tipo y borren su correo.
De antemano muchas gracias por leer mi comentario.
A.´. M.´.
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