La huelga del gremio de escritores gringos terminó muy a tiempo para empezar a ver la cuarta temporada de Lost. Si el espectador quedó aturdido por el final de la tercera, el inicio de la cuarta los tres primeros episodios que se han transmitido hasta ahora lo dejará totalmente estupefacto.
En efecto, el supuesto rescate que parecía tan sencillo ("Ahorita les mandamos un helicóptero para que los recoja.") se está complicando más allá de toda solución visible, dado que ahora ya estalló abiertamente la rivalidad que siempre opuso a Jack y a John. Por no hablar de la advertencia de Charlie, quien antes de morir en el último episodio de la tercera temporada, le advierte a Desmond que los presuntos rescatistas no son quienes dicen ser.
Estos episodios abren más interrogantes de las que resuelven. Una novedad es que, en lugar de ver los antecedentes de cada personaje entremezclados con el desarrollo de la trama actual en la isla, nos presentan el futuro de algunos de ellos, después de ser rescatados. Pero ese atisbo al "desenlace", lejos de explicar lo sucedido, lo vuelve aun más confuso. ¿Por qué Sayid trabaja para quien trabaja? ¿Por qué Hugo habla con los muertos? ¿Y quiénes son esos que necesitan de su ayuda?
Al igual que en las temporadas anteriores, sólo tenemos una certeza: por cada misterio resuelto aparecen varios más. Ya no queremos saber qué está pasando ahí, sólo pedimos que mantengan el suspenso por muchas temporadas más, con el mismo nivel de maestría con que lo han hecho hasta ahora.
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