14 octubre, 2006

La guerra de los procesadores

Para quien no haya vivido le guerra de los procesadores de texto de fines de los ochenta a principios de los noventa (fue una guerra breve, como se ve), quizá resulte difícil entender la pasión y el fanatismo con que cada usuario defendía su decisión personal.

Como ya he dicho, yo militaba en las huestes del XyWrite, primero por necesidad, después por gusto. Pero entre mis conocidos había usuarios de la gama más variada de procesadores de texto. Word y WordPerfect eran de los más usados entre gente "seria"; el WordStar era el caballito de batalla de los estudiantes. El XyWrite era poco conocido en el medio en que yo me movía, pero había otros más obscuros, como el VolksWriter y el ProPalabras, los cuales nunca tuve ocasión de ver en funcionamiento.


WordPerfect 5


XyWrite IV


Después de varios años de estar trabajando para Kodak prácticamente sin interrupción, de pronto resultó que "ya no había trabajo". Nunca supe exactamente la razón de que se agotara, pero se dijo que había habido un cambio en el departamento de publicaciones, y el nuevo jefe había traído a su propia gente. Lamenté la pérdida, pues el tema de la fotografía siempre me había interesado, la paga era buena y puntual y yo ya me había acostumbrado en cierto modo a ese ritmo de trabajo.

Poco después pude conectar otro trabajo en Selecciones, no para la revista, sino para la sección de libros. Era buena chamba pero tenía un pero: ahí había que entregar el trabajo en Word.

La transición de XyWrite a Word fue traumática. Como había que entregar el trabajo a la vez impreso y en disquete, la impresión en Word se me hacía de lo más difícil: de pronto las hojas continuas empezaban a defasarse de la impresión y tres o cuatro páginas después, la página ya empezaba a media hoja. Desesperado por no encontrar la forma de imprimir en Word, descubrí un truco: podía trabajar e imprimir en XyWrite y con tan sólo ponerle extensión .doc al documento, entregarlo como si fuera Word.

Así trabajé varios meses, hasta que una vez un amigo que vendía computadoras me preguntó que si podía dar un curso de Word. Acababa de hacer una venta importante de equipo al Banco Ejidal, pero el contrato lo obligaba a dar capacitación en varios programas, uno de ellos, Word. La paga era muy buena, así que dije que sí. Tuve tres semanas para conseguir libros y manuales de Word para aprender a usarlo y armar el curso. Impartí dos cursos, uno en Puebla y otro en Mazatlán, éste con más éxito que aquél, gracias a la experiencia. Aunque la versión de Word era para Unix, su funcionamiento era exactamento igual que en MS-DOS, así que en realidad sólo tuve que aprender algunos comandos básicos de Unix para dar el curso.

Después de esos cursos, claro, mi relación con Word (en su versión 5.1 para MS-DOS) cambió por completo. Haberlo aprendido al grado de poder enseñarlo me permitió hacer cosas que ni me imaginaba que se podían hacer, en especial las macros, tema que en XyWrite conocería mucho después. Así me declaré ferviente partidario de Word y, en cierto modo, contribuí a su posterior hegemonía.


Word 5.5

En una ocasión me llamaron de Editorial Interamericana para que les impartiera un curso de Word a sus colaboradores. Tenían una plantilla de diez a quince traductores y revisores, cada uno de los cuales entregaba el trabajo en el procesador de su preferencia. Aunque los editores pedían que les entregaran el trabajo en formato ASCII, éste no permitían definir formatos tan elementales como negritas y cursivas, por lo que el trabajo se les complicaba. Por ello, decidieron uniformar a todos con Word, de lo cual yo me encargué en un curso relámpago impartido en dos o tres fines de semana.

Ese curso fue un heraldo de lo que ocurriría después. La abigarrada variedad de procesadores de texto, cada uno con sus ventajas y desventajas particulares, satisfacía las necesidades de una variedad también muy amplia de usuarios. Los que se dedicaban a tareas tipográficas, por ejemplo, tenían el TeX (del cual sólo oí maravillas por parte de sus usuarios); periodistas y escritores contaban con el XyWrite, el Word y el WordPerfect; para aplicaciones más sencillas estaba el WordStar.

Pero el advenimiento de Windows habría de cambiar ese panorama. No todos los procesadores pudieron dar el salto de MS-DOS al nuevo ambiente gráfico. Y los pocos que pudieron, no lograron hacer frente a la monopólica situación en la que se vio Word, como príncipe heredero en su condición de hijo directo de Microsoft, emperador de las PC.

XyWrite llegó a ofrecer una versión para Windows, pero muy poco después, la empresa que lo producía, XyQuest, fue víctima de una obscura maniobra de IBM y desapareció de la escena. WordPerfect en su versión para Windows era un lastimero clon de Word para Windows (cosa que, por lo demás, puede decirse de cualquiera, ya que la interfaz windowsiana uniformiza y aplana todo) y después de presentar un combate desigual, se retiró a tristear en un rincón, absorbido por Corel. Tuve ocasión de verlo hace unos años, en un disco que venía de regalo en la compra de una computadora. Me dio tanta lástima que no quise instalarlo ni por curiosidad.

A Word para Windows lo conocí desde su versión 1.0. Se me hizo tan insoportablemente lento y estorboso, lleno de adornos innecesarios, que acabé desinstalándolo para regresarme a la versión 5.1 para MS-DOS. La versión 2 sólo me ofreció la sorpresa de que ya podía acentuar las mayúsculas, pero no se me hizo suficiente para adoptarla. De ahí, Microsoft se saltó hasta la versión 6, la cual tengo que reconocer que fue la primera de Windows que me convenció para dejar de usar la de MS-DOS. Ya tenía la función de autocorrección (que, por cierto, XyWrite tenía desde hacía más de diez años) y creo que eso fue lo que hizo que me decidiera a usarlo.

Poco después Word se incorporó a la suite Office y dejó de ser un programa independiente. Su interfaz, sin embargo, se mantuvo más o menos constante a lo largo de las sucesivas versiones. Para principios del próximo año está programada la salida de Office 2007, de la cual ya circula su versión beta. En lo personal, esta versión se me hace desesperadamente lenta, no sé si porque sea beta o porque así vaya a ser en su versión definitiva. Además, su interfaz sufrió una transformación tan radical, que el usuario se las ve negras para encontrar las funciones que necesita. No entraré en su descripción; baste decir que desapareció la barra de menús, la cual fue reemplazada por una enorme área que, en diversas pestañas, contiene los comandos directos. Dirán que la ventaja es que no hay que abrir los menús, pero de todos modos hay que estar cambiándose de pestaña para encontrar la función que queremos. Además, esas pestañas ocupan demasiado espacio y no hay manera de quitarlas de la vista.


Word 2007 beta


Cuando la guerra de procesadores estaba en su apogeo, recuerdo que yo tenía una frase para evitar la tan infantil discusión de que "mi procesador es mejor que el tuyo". Yo pensaba, y a la fecha sigo pensándolo, que el mejor procesador es el que conocemos mejor. Eso vale para cualquier programa, claro, pero como pueden ver, mi tema han sido los procesadores de palabras. Sin embargo, por muy sabias que puedan parecer esas palabras, he de reconocer que ya no tienen vigencia. Ahora todo mundo usa Word para Windows (e incluso resulta ocioso precisar que es para Windows, cuanto que ya nadie usa MS-DOS). Ya no es posible decir que es el mejor o el peor: sencillamente es el único. Y esa pérdida de diversidad, en ese campo como en cualquier otro, resulta verdaderamente lamentable.

3 comentarios:

Adriana dijo...

Tu post me abrumo pero me gusto. Estoy aqui devolviendo la visita a mi blog, te sigo leyendo...
Besos.

Pedro Miguel dijo...

¡Uta...! El XyWrite: acabas de dispararme un hermoso viaje al pasado.

Juan "Xolote" dijo...

Me gustó bastante tu entrada, es verdad, en su momento Word fue una novedad que arrasó con todo. También escribí algo al respecto en http://xolotl.wordpress.com/2007/04/06/openofficeorg-22-en-espanol-anorando-el-wordperfect/

En mi vida sólo he utilizado 4 procesadores de texto:

1- Ni siquiera recuerdo su nombre pero se que se utilizaba en DOS.
2- WordPerfect 5.1 para DOS, mi favorito durante la prepa.
3- Microsoft Word, mi segundo favorito algún tiempo.
4- OpenOffice.org Writer, llevo usándolo desde el 2002 por ser una alternativa gratuita y multiplataforma con por lo menos tres funciones de las que ya no puedo prescindir: Documentos maestros, Estilista y conversión nativa a PDF con muchas opciones.

Pienso que hoy la guerra ya no es entre procesadores de texto sino entre formatos.

Saludos