De una vez, digo, si ya estoy encarrerado en la onda del código abierto, pues hay que entrarle a fondo. No recuerdo cómo llegué al OpenOffice.org, pero me pasé buena parte de la mañana descargando los 64 megas de la instalación. Y a la hora de la comida, apenas pude aguantarme las ganas de venir a probar el juguetito nuevo. Es una maravilla. Por supuesto que soporta Unicode, por supuesto que es gratis y, como lo indica su nombre, es código abierto. Aún no descubro cómo meterle mano, pero ya lo haré. ¡Tiembla Microsoft Office! Tus días están contados.
...porque la vida no es un experimento, sino una experiencia.
28 noviembre, 2003
Sí, mucho Unicode y mucho avance tecnológico pero, digo yo, si a la hora de buscar refrencias a Juan Bañuelos en La Jornada, me salen con que ni lo conocen, lo único que me lo explica es suponer que el mugrero de máquina de búsqueda que tiene ese periódico progre no sabe español.
Primero, porque me sale con que No se encontraron resultados para 'juan baã±uelos' ¿Para quién? Los resultados son para mí, idiota, no para Juan Bañuelos. Y, ¿qué es ese signo de más o menos que reemplaza a nuestra castícima eñe?
26 noviembre, 2003
Hace tiempo escribí con desconsuelo que, al buscar la palabra esperanto en un buscador de México, era más fácil encontrar referencias al grupo Kabah que a la Federación Mexicana de Esperanto.
Ahora, ¡ay! si busco en Google esperanto méxico, las reinitas del playback siguen apareciendo incluso antes que nuestra ya semicentenaria organización. Como quiera, es un avance: estamos en el cuarto lugar de 277,000 sitios encontrados.
Los acentos de tropiezo
Me entero con gran conseternación que AbiWord no acepta Unicode. Ni por dentro ni por fuera. Es decir: no puedo escribir los caracteres especiales del esperanto en él, ni puedo traducir menús y cuadros de diálogo. Esto es una seria desventaja, no sólo para los esperantistas (que como quiera ya tenemos el UniRed), sino para todos aquellos hablantes de otros idiomas que están fuera del Latín 1, la serie de caracteres básicos que apenas sirve para escribir idiomas bárbaros como el inglés, que carece de signos diacríticos.
De todos modos, vivimos en un mundo en evolución y seguramente pronto será corregido ese error. Mientras tanto, me dedicaré a traducir al español los archivos de ayuda y a desentrañar el código, para estar listo para cuando pueda unicodificarlo. Seguiremos en contacto.
24 noviembre, 2003
Viva el mundo libre
Desde que conocí la Vikipedia y el concepto de "código abierto", he estado encontrando que la Red está llena y de hecho vive gracias a esta noción. Así descubrí el Mozilla, navegador con el que fácilmente reemplacé al insoportablemente arrogante Internet Explorer. Y ahora encontré el AbiWord, programa de procesamiento de texto que quizá me permita reducir mi dependencia de Word, otro producto de Micrososft que, sólo por eso, merece ser descartado.
Una ventaja del AbiWord: viene en muchos idiomas, trae diccionarios de revisión ortográfica en esperanto y, por supuestísimo, es gratis.
Uno más que muerde el polvo
Estuve en Pisa en mi luna de miel, hace ya más de 24 años y, en esa ocasión, mi estancia coincidió con la visita oficial a Italia de Nicaolae Ceaucescu, entonces presidente de Rumania. En un momento en que los dignatarios se detuvieron a posar para las cámaras de la prensa, yo le dije a mi esposa que se fuera a parar ahí junto a ellos, para que saliera en la foto.
Yo me coloqué entre los demás fotógrafos y, para que Lucía apareciera más de cerca, le hacía señas de que se le pegara más a Ceaucescu. Pero los dignatarios pensaban que la seña se las hacía a ellos y ahí los tienen, moviéndose hacia la izquierda, todos al mismo tiempo, mientras Lucía trataba de alcanzarlos. Recordar ese momento siempre nos hacía reír a carcajadas.
El heredero de Vlad el empalador y su no menos terrorífica mujer |
Diez años después, la imagen de Ceaucescu volvió a aparecer en la prensa, esta vez en forma de un cadáver acribillado por el pelotón de fusilamiento, semihundido en la nieve del invierno de 1989. Ése fue el fin del dictador, digno heredero de Vlad el empalador, legendario héroe rumano y personaje en el que se basan los mitos de Drácula.
Con todo y que el "Chuchescu", como le decíamos Lucía y yo al recordar el incidente, se merecía cada una de las balas que recibió, el hecho de que apareciera en las fotos de mi luna de miel me hacía considerarlo casi parte de la familia, y verlo acabar así, como acabaron Hitler, Mussolini y demás dictadores que en el mundo han sido, casi me hizo sentir tristeza.
Otro personaje que se cruzó en mi camino fue Edvard Schevardnadze, cuando fuera ministro del exterior de la Unión Soviética, con Mijaíl Gorbachov. La embajada soviética estaba cerca de mi casa y así, un día que iba a la tienda tuve que detenerme para que pasara un coche negro, en cuyo interior reconocí el perfil de Schevardnadze, tantas veces visto en fotografías.
Ahora también Schevardnadze cayó en desgracia: una revuelta popular lo ha expulsado del poder, acusado de corrupción y comisión de fraude electoral. ¿Qué tendrá el poder que nos ciega tanto?
¡Me rindo! Cada vez que me conectaba a Internet me aparecía el anuncio de que había una nueva versión de Messenger, con el ofrecimiento de bajarla. La opción por defaŭlt, claro, era que sí. Una y otra vez, durante meses, le dije que no. Pero el mugrero éste es una máquina y yo soy un débil ser humano, así que aquí me tienen, descargando la zonzera ésta que ni voy a usar, sólo para que ya me deje de estar fregando.
¿Y para qué la habría de usar? El ejemplo que ponen en esta página es sospechosísimo de taradez:
Lorenzo dice:
¿te apetece ir al cine?
Pablo dice:
tengo que trabajar hasta tarde
Lorenzo dice:
¿y si vamos el jueves?
También dice que las ventajas del Messenger es que es "más instantáneo que el correo electrónico y más discreto que las llamadas telefónicas". ¿Quién quiere discreción para invitar a un amigo al cine, a menos que tenga intenciones inconfesables? Y, ¿qué es eso de "más instantáneo"? Es como lo más perfecto o lo más básico... en fin, los mercaderes del Messenger han de haber estado hasta atrás cuando hicieron esta página.
21 noviembre, 2003
Los problemas de la blogalización
Tendré que hacer mi blog a un lado, ahora que me entero de que un inglés fue despedido por atender más a su blog que a sus deberes laborales.
CMI Brasil - Britânico é demitido por cuidar de blog
¿Será posible en mi caso?
El flamante desempleado trabajaba en una organización no lucrativa, así que, ¿qué importaba si en lugar de sobar papeles y pasarlos de un cajón a otro, se dedicaba a cultivar las letras en su blog? de todos modos, la organización no iba a perder dinero...
En fin, otro cargo más que podemos hacerle a la blogalización: el desempleo (y eso que no fui a Porto Alegre).
20 noviembre, 2003
La búsqueda del ego
Una de las actividades más ociosas, pero más reconfortantes para el ego, es meterse a un buscador y poner el propio nombre como objeto de búsqueda. Es ocioso porque, ¿qué va uno a encontrar que no haya visto? Es más, todas las páginas que uno encuentra, por lo general son las mismas que uno ha hecho, así que no se encuentra nada nuevo. Lo único reconfortante es ver el número de resultados: a mayor número, más importantes nos sentimos. Como los perros que orinan su territorio para marcarlo, así queremos llenar el espacio de la Web con nuestro nombre.
El aspecto deprimente de esta actividad es enterarse de que uno comparte el nombre con abogados defensores de narcotraficantes, bandeononistas fallecidos y alcaldes nicaragüenses (no que tenga nada de malo ser nicaragüense, claro), entre otros especímenes del género humano.
Google-Serĉo: "jorge luis gutiérrez"
Sin embargo, en mi búsqueda de hoy me topé con una novedad: aparezco como autor de una Gran enciclopedia temática. La novedad es que realmente exista dicha enciclopedia. Cuando colaboré en ella, hace casi diez años, después de que me pagaron una cantidad ridículamente alta por un trabajo realizado con bastante desgano y muchas prisas, la editorial colombiana que me contrató cerró su oficina en México y no volví a saber nada de ella.
En comentarios con otras colaboradores de ese trabajo, llegamos a la conclusión de que se trataba de una operación de lavado de dinero. La fórmula, me da pena reconocerlo, está basada en el prejuicio de que todo colombiano, en especial si es de Cali, está relacionado de algún modo con el narco. Y peor aun cuando paga con cheques de bancos panameños.
En fin, me da gusto ver que sí se publicó la enciclopedia y que no fui cómplice de un crimen. Así no necesitaré de los servicios de mi tocayo abogado.
Derechos reservados
Resulta curioso ver cómo se expanden las prácticas de las grandes empresas hacia los particulares. Va uno muy campante navegando por la red y de pronto se topa con un documento lleno de una sarta de insulseces y banalidades.
Ah, pero eso, sí, al final, no deja uno de encontrar la famosa leyenda:
Copyright © María Cristina Rosas, 2003.
Todos los derechos reservados.
Esta información no puede ser reproducida ni en todo ni en parte, ni registrada en, o transmitida por un sistema de recuperación de información ni por ningún medio, sea mecánico, fotoquímico, electrónico, magnético, electro-óptico, por fotocopia o cualquier otro sin el permiso previo de la titular de los derechos de autor.
¿Creerá la optimista autora del engendro que uno se interesa por reproducir sus lugares comunes, sus visiones maltrechas, su lamentable sintaxis? ¿Tendremos que pagarle derechos de autor por mencionarla? ¿Piensa que querremos recurrir a los sistemas más avanzados de reproducción para piratearnos su obra? ¿Quién se cree? ¿Microsoft?
Lo curioso es que la página de marras, que se llama Esperanto e identidad global, está adornada con la imagen del pingüino de Linux. Eso nos hace pensar que ella es defensora o al menos adherente del concepto de "código abierto" en el que se basa Linux. Si es así, ¿por qué le preocupa que alguien reproduzca sus pendejadas, dicho sea sin el menor ánimo de ofender?
Lejos de prohibir la reproducción de sus ideas, que viéndolo bien, de alguna otra parte debió tomarlas, debería sentirse orgullosa de que alguien siquiera se tomara la molestia de leerlas, como fue mi caso.
19 noviembre, 2003
Todo el mundo lucha por mi alma
Desde que tengo uso de razón he sentido que el mundo quiere atraerme; ya sea que me ofrezcan riquezas, fama, inmortalidad, amor o con algún otro anzuelo, le gente se me acerca en busca de mi alma.
O digamos, simplemente, en busca de mi tiempo y mi atención.
Hasta ahora, afortunadamente, he logrado esquivar todas esas tentaciones y he permanecido orgullosamente al margen.
14 noviembre, 2003
Bienvenidos a mi blog
De repente me topo con la frasecita de marras... ¿Bienvenido? ¡Pero si yo no me he movido de aquí! El texto que tengo enfrente se ha desplazado miles de kilómetros desde no sé donde y, si alguien va a saludar, sería yo:
—Hola, página ¿cómo estás? ¿De dónde vienes? ¿Cómo estuvo el viaje? Me imagino que con mucho tráfico, pues tardaste media hora en bajar, maldita seas.
Me imagino consultando algún libro. Lo abro en la primera página y leo lo siguiente:
Bienvenido a la Enciclopedia Británica...
En fin, bienvenidos a mi blog que, si fuera uno de los mejores del mundo, estaría mejor. ¿No creen?
Diálogo imaginario
Imagino un diálogo acerca de la existencia de dios. Algún teísta quiere convencerme con el gastadísimo argumento de que "el universo necesita un creador", pues de otro modo es incomprensible.
Si tuviera que afiliarme a una corriente filosófica, me inscribiría en la banda de los navajeros de Occam. Me gusta pasar todo argumento por el filo de esta pregunta: ¿es necesario?. Y pondría en letras de bronce, o grabadas en mármol, el limpio latín que dice: non sunt multiplicanda entia sine necessitate o su versión en esperanto: ne multobligendas aĵoj nenecese (¡más lacónica que la latina!), o lo que es lo mismo, como dice mi compadre Ontiveros, ¿pa' qué tanto brinco, estando el suelo tan parejo?
Volvamos a mi diálogo. Dios es necesario para explicar la existencia (la creación, al menos) del universo. Pero, ¿cómo explicamos la existencia y el origen de dios? Aquí el teísta nos sale con que "es un misterio". Ahí es cuando saco mi navaja: si voy a acabar aceptando un misterio, ese misterio puede ser el origen del universo, indescifrado por nuestra primitiva ciencia. ¿Qué necesidad tengo de imaginar primero a un dios creador y después asignarle un misterio como origen? O también: ¿a qué pregunta responde el concepto de dios si, a final de cuentas, vamos a acabar en el mismo atolladero del famoso "misterio inescrutable"?
12 noviembre, 2003
Pues no llegó el dichoso mensaje con el supertrabajo que me ofrecían. Y ahora a la cortedad de recursos se agrega el desengaño, coronado con la cancelación de mi tarjeta de crédito por intento de fraude. Bueno, yo mismo la cancelé para que no me fueran a meter gol, pues ayer que fui a pagar la conexión de Internet por cable, el fulano apuntó en el vaucher el número de seguridad, cosa totalmente innecesaria cuando se plancha la tarjeta. Me quedó la duda de que el tipo podría haberlo hecho para usar mi tarjeta por teléfono o por Internet.
Más tarde hablé al banco a preguntar si ese procedimiento era normal, y ahí me explicaron que no y me recomendaron que la cancelara.
Me quedo sin Internet por cable y sin tarjeta por el momento (un momento que, a decir del banco, puede durar 15 días). ¿Podré sobrevivir medio mes? Tendré que renunciar a los pequeños lujos a los que estoy acostumbrado, como comer.
11 noviembre, 2003
Ha tiempo que no publico
Pasan los días insomnes, dejando apenas unos cuantos trazos en mi agenda. Después de varias semanas de inactividad productiva (de falta de "pandona laboro", que decía Zamenhof) se me juntan los quehaceres, entre compromisos de trabajo, ayudas a los cuates y mi súbito deseo de llenar la Vikipedia con artículos sobre México. Y eso por no hablar de mi atención a los mensajes que no dejan de llegar por el correo, preguntando, informando o simplemente difamando. ¿Quién registró mi dirección en tantísima lista de espameros?
Dejo abierta la conexión a Internet y estoy con el susirio de revisar cada cinco minutos el correo: es inútil. Incluso le puse alarma para que suene un gong cada vez que llegue un mensaje. Pero el gong parece el esquilón de San José y suena sólo en días de guardar.
Habrá que bajarse del ciberespacio y atender las minucias domésticas: preparar el arroz para el sushi, comprar aguacates y un poco de queso, cocer unas zanahorias para hacer un licuado caliente de verduras (de ésos que llaman "cremas", if you know what I mean), etc. Otra vez hablaré del mensaje que estoy esperando (quizá cuando llegue, si es que llega).
09 noviembre, 2003
¿Qué es esto?
Hace unos días, en un foro esperantista (soc.culture.esperanto) se desató una polémica acerca de la traducción de "blog". Como era de esperarse, la palabreja sólo tuvo tiempo de adaptarse a las reglas del idioma y, ahora, todo mundo habla de su "blogo", de lo que piensa "blogi" (bloguear) y del blogaĵo que acaba de leer en algún ricóndito servidor del Planeta.
No faltó, claro, el purista que se opone al ingreso sin visa académica de palabras del inglés, y propuso el neologismo "bitakoro" (el aludido es español, para más señas). Sin embargo, "loglibro", en esperanto, es precisamente bitácora, por lo que yo comenté que no había necesidad de neologismos.
Ahora bien, la pregunta va más allá: ¿Es esto realmente una bitácora, un diario de viaje o qué? Porque lo que yo veo escrito aquí (por ejemplo en el mío) son pensamientos, reflexiones, incluso cosas que ya había escrito desde antes y que simplemente copié aquí. ¡Esto no es una bitácora!
06 noviembre, 2003
Mi experiencia docente
Mi paso por la docencia fue fugaz y no dejó ninguna huella, ni en mí ni en mis "alumnos". De hecho, aunque me reclutaron para dar clases en Acatlán (donde yo estudié), nunca llegué a darlas.
La primera semana, porque se "atravesaron" las inscripciones a idiomas y los alumnos estaban tan ocupados con eso que ninguno se presentó al salón. La siguiente semana fue el puente de los muertos. A la tercera semana estalló una huelga (estoy hablando del 1988 o 1989), que duró hasta mediados de diciembre, cuando nomás regresaron los trabajadores a tocar base y a irse de merecidísimas vacaciones.
En enero llegué sólo a presentar mi renuncia, pues para entonces yo ya estaba trabajando para Kodak y no tenía ningún interés en perder el tiempo en algo tan desorganizado. Y en febrero me hablaron para decirme que los alumnos se habían quejado, pues yo nunca había ido.
¿Qué tal? O sea que ni siquiera tomaron nota de mi renuncia y los dedicados estudiantes me reportaron faltando un mes para que se terminara el semestre. No supe, ni me interesó qué fue de esos grupos (eran dos).
02 noviembre, 2003
Una policía de película
Mucha gente se queja de la inseguridad en que vivimos en las ciudades. No hay reunión en la que no escuchemos espeluznantes relatos acerca de asaltos, robos, violaciones, secuestros y demás modalidades del crimen. Los medios de comunicación, por supuesto, dedican planas enteras a informarnos con lujo de detalles de los asesinatos más sanguinarios, de los crímenes más truculentos y de los atracos más millonarios.
Peor aun: ahora las noticias nos llegan por Internet y, así, no faltan acomedidos que nos envían recomendaciones para evitar ser asaltados en la calle, los centros comerciales o incluso en nuestra propia casa. Nos informan del más reciente modus operandi de los criminales, que hacen gala de un ingenio que envidiarían nuestros tecnócratas para sacar al país de la crisis.
Gran parte de la culpa, claro está, se le achaca a los cuerpos policiacos y demás organismos encargados de la seguridad pública. Se les acusa de corruptos, cuando no de estar en colusión con bandas de secuestradores y robacoches; por lo menos, no los bajan de ineptos.
Yo creo que eso no es justo. Pienso que parte del problema se debe a que nuestros puntos de comparación nos vienen de allende las fronteras; más precisamente, de las películas y programas de televisión en los que un superhéroe dedica de 22 a 44 minutos por semana a atrapar a un supervillano. Y ahí es donde se termina toda posibilidad de comparación.
¿Dónde están los supervillanos?
Si vemos bien las cosas, la tarea de un superhéroe es bastante sencilla. ¿Cómo no va a ser fácil localizar a un villano que se pasea con un disfraz extravagante, que se empeña en dejar su firma en toda fechoría que comete y que, además, siempre está motivado por ancestrales resentimientos incubados en su infancia? Pensemos en Supermán, por ejemplo. Con su vista de rayos X y su supervelocidad, le basta sentarse en el sofá de su sala y escudriñar toda la ciudad en busca de malhechores. Detecta a un tipo que lleva una pijama amarilla de espándex con vivos rojos y azules, y ya sabe que se trata de un villano que planea su próximo golpe.
Comparemos esa situación con la de nuestros pobres policías. Imaginémoslos persiguiendo a un truhán por la calle: son 125 kilos de grasa pura los que tiene que movilizar el agente de la ley en su carrera. ¿Cómo podrá dar alcance al ágil ladrón? ¿Cómo puede detectar, por ejemplo, al Mochaorejas, si éste no suele pasearse por la plaza blandiendo las orejas cortadas a modo de trofeo, como sucede en las películas?