20 noviembre, 2003

Derechos reservados


Resulta curioso ver cómo se expanden las prácticas de las grandes empresas hacia los particulares. Va uno muy campante navegando por la red y de pronto se topa con un documento lleno de una sarta de insulseces y banalidades.

Ah, pero eso, sí, al final, no deja uno de encontrar la famosa leyenda:

Copyright © María Cristina Rosas, 2003.

Todos los derechos reservados.

Esta información no puede ser reproducida ni en todo ni en parte, ni registrada en, o transmitida por un sistema de recuperación de información ni por ningún medio, sea mecánico, fotoquímico, electrónico, magnético, electro-óptico, por fotocopia o cualquier otro sin el permiso previo de la titular de los derechos de autor.


¿Creerá la optimista autora del engendro que uno se interesa por reproducir sus lugares comunes, sus visiones maltrechas, su lamentable sintaxis? ¿Tendremos que pagarle derechos de autor por mencionarla? ¿Piensa que querremos recurrir a los sistemas más avanzados de reproducción para piratearnos su obra? ¿Quién se cree? ¿Microsoft?

Lo curioso es que la página de marras, que se llama Esperanto e identidad global, está adornada con la imagen del pingüino de Linux. Eso nos hace pensar que ella es defensora o al menos adherente del concepto de "código abierto" en el que se basa Linux. Si es así, ¿por qué le preocupa que alguien reproduzca sus pendejadas, dicho sea sin el menor ánimo de ofender?

Lejos de prohibir la reproducción de sus ideas, que viéndolo bien, de alguna otra parte debió tomarlas, debería sentirse orgullosa de que alguien siquiera se tomara la molestia de leerlas, como fue mi caso.


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