07 mayo, 2004

Adiós, amigos



La noticia del día, las verdaderas sacudidas en la prensa no nos vienen por la revelación de las torturas perpetradas por los "liberadores" de Irak, ni por el enfrentamiento diplomático-verbal entre México y Cuba (ni siquiera por la promesa contenida de invasión gringa a la isla, digo, "liberación"). No, la verdadera nota del día es el capítulo final de la última temporada de Friends.



En efecto, la tan esperada reanudación de las relaciones entre Ross y Rachel tuvo más rating que la aparición del Bush en la televisión árabe para explicar que la tortura "no es "parte de la cultura de Estados Unidos". Espero que en su transmisión al mundo árabe, esta emisión haya tenido por lo menos subtítulos, pues el presidente gringo obviamente habló en inglés, con ese acento de no despegar los labios, y a ver quién diablos le entendió sus aclaraciones.


No creo haber matado el encanto de esta serie para sus millones de seguidores, al haber revelado el final de Friends. Primero, porque era obvio, era lo que todos deseaban (deseábamos, pues) y la verdadera sorpresa hubiera sido lo contrario. En este caso, los ejecutivos de la Warner se sintonizaron con el deseo popular y reunieron a la pareja principal del programa, después de que se anduvieron rondando durante diez años. Además, el final fue nota de primera plana en la prensa gringa y, en esta era de globalización, sería ingenuo pensar que los verdaderos fans de la serie no están al tanto de sus ires y venires a través de Internet.


Por lo mismo, es absurdo que en la televisión mexicana de paga se haya programado el final para dentro de dos meses, cuando la gente tendrá la mente ocupada en otras cosas. Dado el éxito de la serie, ¿no hubiera sido mejor haber programado la transmisión de los episodios de la última temporada al mismo tiempo que en la televisión gringa? No me vengan con que se tardan mucho en subtitularlos. Ése es un proceso que no llevaría más de tres o cuatro días, y sabemos que los programas se graban con varias semanas (incluso meses) de antelación a su difusión. Éste hubiera sido un buen homenaje a una de las series más exitosas de la televisión, quizá la única, después de la genial de Seinfeld, en concitar una audiencia tan descomunal en su episodio final.