Cansado de que se lo anduvieran choteando hasta en el mismo Pentágono por no haberse encontrado las armas de destrucción masiva que justificaron su invasión a Irak, George Dobleú decididó emprender la búsqueda él mismo. Aquí lo vemos acompañado por dos lugartenientes, debidamente protegidos contra las armas químicas, físicas y matemáticas que esperan encontrar. ¡Suerte, muchachos!
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