12 mayo, 2004

Le Monde comenta en su editorial de hoy el horripilante asesinato de Nick Berg, civil estadounidense atrapado en el fuego cruzado que reina en Irak. "¿Cómo pueden pensar que su creador se va a regocijar de ver degollado a un hombre, al grito de ¡Dios es el más grande!?", se pregunta el diario francés, haciéndose eco de lo que hemos dicho una y otra vez en este blog.


Los padres del rehén sacrificado ahora responsabilizan al gobierno de George W. Bush; no en forma abstracta por haber desencadenado la violencia de la que fue víctima su hijo, sino de manera muy concreta. Berg pensaba regresar a casa, después de haber intentado en vano hacer negocios en Irak, cuando fue detenido por la policía irakí (que en la práctica esá bajo las órdenes de la tropa de ocupación). Los irakíes lo transfirieron a las autoridades gringas, que lo mantuvieron cautivo unas dos semanas. Se necesitó que sus padres entablaran una demanda por arresto ilegal para que fuera liberado. Días después fue hecho rehén de un grupo fundamentalista allegado a Al Qaida y, como pudo ver el mundo aterrado, decapitado en "venganza" de las atrocidades cometidas contra los irakíes detenidos en la prisión de Abou Ghraib.


Ahora la Casa Blanca anda diciendo que Berg no hizo caso de las advertencias que se le hicieron para que abandonara el país e, incluso, que no estuvo detenido por los soldados gringos. Van a tener que repetir muchas veces esa mentira para que la gente la crea.


Volviendo al grupo encabezado por el fundamentalista jordano Al Zarkaoui, autor de la atrocidad difundida por Internet, podemos preguntarnos, como se pregunta el mismo Le Monde, cómo es posible que alguien piense que su abominación está justificada por el hecho de que el otro fuera el primero en cometerla. La ley del Talión, que preconiza el "ojo por ojo" y regía en el mundo del Antiguo Testamento, fue abolida por aquel que recomendó poner la otra mejilla. Pretender cobrar un crimen con más sangre, apagar la violencia con más violencia, extinguir el odio con más odio sólo nos lleva al aniquilamiento general, a la barbarie elevada al rango de norma de convivencia.


Un comentario más: Al Zarkaoui llama perro de los cristianos a George Bush. Se equivoca. Aunque Bush es tan fundamentalista como su archienemigo (?) Oussama ben Laden, no puede ser llamado cristiano. Y aunque sepamos que para los musulmanes el epíteto "perro" es uno de los peores insultos, considero que esos nobles animales no se merecen la comparación con el torvo inquilino de la Casa Blanca.


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